Lo NO dicho

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Hay palabras que nunca nacen,
quedan enterradas en la garganta,
como piedras pesadas,
como gritos sordos en el pecho.

Quisiera decir tanto,
pero las frases se enredan,
se quiebran en un susurro
que se ahoga en su propio eco.

Me miro en el espejo,
buscando algún reflejo de alivio,
pero mis ojos solo devuelven
la imagen de una historia incompleta,
una historia de lo que nunca fue.

Es extraño cómo duele lo que no se dice,
cómo se vuelve una carga,
un peso invisible sobre los hombros,
un murmullo persistente en la mente.

¿Qué pasaría si pudiera soltarlo todo,
si el viento llevase mis secretos
a un rincón donde nadie juzga,
donde no hay preguntas ni respuestas?

Pero el miedo cierra mis labios,
como una puerta cerrada con llave,
y me quedo sola en esta prisión
de palabras guardadas,
como si el silencio fuera la única salida.

Duelen los recuerdos de lo no vivido,
los abrazos imaginarios,
las miradas que nunca cruzaron,
los momentos que se quedaron
flotando en un "quizás" eterno.

Y mientras el tiempo sigue su marcha,
el peso de lo no dicho se hace eco,
un eco que nunca se apaga,
que vive en cada respiración,
en cada lágrima no derramada.

Así paso mis días,
cargando un pasado de palabras mudas,
esperando, en algún rincón del alma,
que un día, sin miedo,
pueda al fin decir lo que tanto callo.

Sueños RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora