El juego

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Vuelven las horas vagas, las del vicio
al que nos resignamos mansamente,
vuelven las horas al azar que Oriente
descubrió con sus dados, del bullicio

que llena el verde patio o del oficio
misterioso que el tahúr, sobre la fuente,
va aprendiendo. Lo sabe: indiferente
la mano que baraja es al suplicio

de las personas. Siempre vuelve al juego
el alma que se goza de la suerte
feliz o adversa, da lo mismo: el lego

rito dura y evade toda muerte.
Los naipes se van apilando, el pulso
se acelera ¡ah, placer, placer convulso!

Sueños RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora