TOBIAS
— Jefe, despierte ya hemos llegado — escuché entre sueños mientras recibía pequeñas palmadas en mi mejilla.
Al abrir los ojos pude ver a Morgan intentando despertarme.
— Vamos — dije estirándome.
El hombre frente a mi asintió y salimos del avión. Al salir nos encontramos con tres camionetas, nosotros iríamos en la de en medio, después de lo que pasó no quería volver a tener ningún accidente con esa familia.
— Bien, al llegar pueden descansar y hacer lo que quieran, hasta que tengamos noticias de dónde está mi mujer — indique mientras veía la tableta donde se veía una foto recortada de ella en ese dichoso café.
— No quiero ser entrometido, jefe, pero creo que en lo que "descansamos" podemos dar vueltas por esa cafetería para ver si vuelven — propuso Corbyn.
Lo mire y vaya que tenía razón.
— Hagan lo que quieran con su tiempo, es buena idea, pero quiero asegurarme de varias cosas antes — indique.
Las camionetas se movían rápido, no me gusta ir lento. Al estacionarse nos bajamos todos.
Los únicos importantes éramos Morgan, Corbyn, Mauro y yo, las escoltas, solo iban en papel de eso, entramos todos a la recepción del hotel en el que nos íbamos a hospedar.
— Hola, ¿Los puedo ayudar en algo? — pregunto una chica de recepción.
La mire y le sonreí, tal vez Astoria no esté aquí, pero ella podría ser una buena opción.
— Hola, si eh, quiero cuatro cuartos en los pisos más altos — dije y ella comenzó a teclear.
— Solo tenemos tres habitaciones disponibles, les puedo ofrecer una suite — propuso y solo asentí.
Metí mi mano a la bolsa del saco y saque la tarjeta con la que pago todo lo que compro.
— Cargue lo a esta — indique y me volvió a mirar — Verónica, ¿Cierto? — pregunte mirando la insignia con un nombre que yacía en su pecho.
De algún lado la conozco, pensé.
— Si — regreso sonriendo de una manera muy bonita.
— Se que esto sería poco profesional de su parte, pero en serio quisiera invitarla por un café — propuse esperando su respuesta.
— Tiene razón, señor... — no termino la frase pues no sabía mi nombre.
— Black, pero me puede llamar Tobías — sonreí sin mostrar los dientes y la mire fijamente a los ojos.
— Bien Tobías, me puede decir Ronnie, así me llaman mis amigos, le regreso su tarjeta, en el último piso — dijo dándome las tarjetas que son las llaves de los cuartos y mi tarjeta envuelta en un papel.
Era un número, que si tuviera que adivinar diría que es el suyo.
— Ser profesional a veces es un poco aburrido — me guiño el ojo y fui con los muchachos.
— Bien ustedes eligen sus cuartos, nosotros nos vamos a este — indique señalando el elevador, subieron primero de tres en tres, tres veces y hasta el final nos fuimos nosotros.
— Quiero que se pongan ropa que no llame mucho la atención, van a salir a verificar la zona, quiero reportes de todo lo que tenga que ver con ella — ordene esperando llegar a nuestro piso.
Recibí un "Si" por todos.
Al llegar todos acomodaron sus pocas cosas que llevaron y al tiempo todos tenían atuendos diferentes.
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Stockholm Syndrome
Ficção AdolescenteEl que tengas billones y billones que gastar no quiere decir que lo tengas todo,a el le falta la experiencia y el significado de la palabra "amor", a ella le sobra un poco de eso. Ratos buenos,ratos malos,pero sobre toda adversidad el sabe que es ca...