5.3 🐈‍⬛

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Siguió observando los cuadros por varios largos minutos y se desilusionó. Por más que quiso hallar una pintura donde ella estuviera completamente dibujada, no la encontró.

Sus ojos carmesí , sus manos y las rosas de todos colores eran siempre los protagonistas de esos cuadros. No es como si no fueran hermosos, debía aceptar que el mismo colgaría en su habitación uno de esos, que perfectamente capturaban la esencia de la persona.

También descubrió  un cuadro donde solamente podía ver la silueta de una chica sentada en la misma ventana de la habitación qué había visitado anteriormente, donde ella estaba mirando la luna mientras uno de sus dedos sangraba por la espina de una rosa.

Jieun suspiro e inhalo tratando de recordar de nuevo el olor a duraznos, pero en su lugar hizo una mueca al persivir en esa habitación los olores penetrantes de las pinturas. No era precisamente un olor agradable y se llevó los dedos a la nariz para taparla.

Pensaba que no había nada más en esa habitación que ver, además de los cuadros y por un momento la idea de robarle uno de esos cuadros le cruzo la cabeza. No es como si la familia real pudiera decirle algo por robarle, pero que pensaría Rae al respecto. Que explicación podría darle. Que se habia obsesionado en menos de una hora de alguien del que solo conocia su aroma y el color de sus ojos.

Se mordió su labio inferior idesiso pero aun así tomó uno donde podia ver sus ojos carmesí brillando y lo saco de la habitación antes de cerrarla.

Le pediría a los guardias que se la llevaran eso también pero por alguna razón no quería que descubrieran el resto de las pinturas. Hasta se tomo el tiempo para envolverla delicadamente en una de las cortinas. Era una pintura que solo apreciaría el mismo en la soledad de una habitación, qué casi nunca visitaba pero que era suya en el palacio de  panteras.

Después de un momento, decidió que era suficiente recorrido por una noche. Probablemente habían más pasadizos secretos donde la familia real se fugó antes de que fuera masacrado así que no le dio más vueltas al asunto y regreso a la sala del trono, no sin antes tomar la jara de agua que había dejado atrás para Rae.

Rae tal y como lo predijo, estaba fuera de combate, así que simplemente se recostó a su lado. Cerró sus ojos pensando en ese atractivo olor a durazno y en esa mirada carmesí.

.

Un camino de piedra se extendía ante sus ojos, adornado por muros donde las  rosas de diferentes tonos se enredaba y se perdían. Escuchaba risas y como una delicada voz lo llamaba.

Jieun

Sus ojos se abrieron, no entendía como estaba allí si antes estaba dormido en el salón del trono, quizá debía preocuparse por Rae pero sus pies no le hacian ningún caso. Su cuerpo y su corazón, caminaban hacia esa  atrayente voz.

—¡Ven Jieun!

Su risa lo hizo sonreír y siguió su sonido cruzando en algunas partes como si estuviera perdido en un laberinto. Solo entonces vio una mancha roja perderse. Sus pies no podía ir más rápido y cuando creyo qué la había perdido, se topo de frente con esos ojos y su olor a durazno inundó sus sentidos haciendo que sus colmillos picaran.

Algo cayo en un fuerte sonido...

.

Jieun despertó  y maldijo su suerte. Rápidamente se puso en pie y tomó su espada. Ese maldito ruido lo había despertado de ese sueño y estaba molesto por ello.

Tomó su espada, su leal amiga tan delicada pero efectiva y con la puntas de sus pies descalzos camino hacia la puerta. Quien sea que estuviera al otro lado probablemente venía sin muy buenas intenciones y el no iba permitirle a nadie que dañaran a Rae.

Abandono la sala del trono y se escondió entre las sombras con la intención de descubrir de donde había venido ese sonido. Solo entonces vio como un chico tomaba en sus manos la misma pintura qué antes el había envuelto en cortinas y pensaba llevársela. La pintura era pesada así que de vez en cuando una de sus esquinas topaba con la madera del suelo y producía ese sonido que lo había despertado. Quizá no podía despertar a una pantera pero a un lobo si.

Jieun río bajo, había tocado una tecla sensible del señorito pintor al parecer. Tenían el mismo gusto, había tomado quizá la pieza favorita.

Por un momento pensó en tomarlo por sorpresa y matarlo, solo para quedarse con esa pintura. Sin embargo, lo pensó mejor. Quizá el era la clave para encontrar a la familia real y lo siguió de cerca.

Se metió por la cocina y luego se perdió en el mismo lugar donde se almacenaba el vino, movió un candelabro y varias estanterías de madera ahora vacías, sin los barriles de vino que habian sido robados por las panteras, se movieron abriendo otra habitacion.

—¿Donde estabas?¿Qué es lo que tienes en las manos?—Pregunto una voz de mujer.

Jieun sonrió, el olor a moras, uvas y rosas venia con fuerza de ese lugar. Claramente allí se escondía la familia real pero no parecían tener planes de querer huir.

—Una pantera descubrió mi taller y había envuelto una de mis pinturas. Creo que sabe...

—¡No crees que es demasiado tonto venir solo y vigilar en las sombras en un palacio que no conoces!

Jieun perdió el aliento al sentir el frío y filoso metal  en su cuello.

Se había descuidado y estaba en problemas...

Se había descuidado y estaba en problemas

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The Panther Empire Donde viven las historias. Descúbrelo ahora