10 - Rivales

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En la cena me senté junto con Mingi y sus amigos. Jiho también estaba ahí, conociendo a gente nueva con una sonrisa en su cara. El ambiente en nuestra mesa era animado, algo que a mí siempre me había gustado. Mingi, sentado a mi lado, me hablaba de algunas situaciones que habían ocurrido en este lugar. Me contó que llevaba mucho tiempo aquí, casi cuatro años. Sus padres, que dirigían una de las empresas más prestigiosas del país, querían darle una educación más preparada para él.

—Hay muchas cosas que puedes hacer aquí. Sí, es verdad que las normas pueden parecer muy estrictas, pero igual puedes disfrutar de muchas cosas que te ofrece este sitio —me dijo con una sonrisa, asegurándome que este sitio no era tan malo como parecía. Sus palabras eran reconfortantes y llenas de una sabiduría que sólo podía venir de alguien que había pasado por la misma experiencia.

Me miró con empatía, como leyendo mi pensamientos.

—Entiendo tu molestia, sé que echas de menos tu vida fuera de aquí, pero, aunque suena cliché, todo pasa. —No sé por qué, pero realmente calmaron un poco a la Arin rebelde que tenía dentro. Había algo en su manera de hablar, en la tranquilidad de su voz, que me hizo sentir un poco más en paz.

—Eso sí, me gustaría advertirte que no todo el mundo aquí es de fiar —dijo Mingi con un tono más serio, sus ojos mostrando una seriedad que no había visto antes.

—¿Por qué me dices eso? —pregunté con curiosidad. No esperaba un consejo así en medio de una conversación aparentemente casual.

—Porque me caes bien y no quiero que te lleves un mal sabor de boca por confiar en la gente equivocada —explicó Mingi, inclinándose ligeramente hacia mí, como si quisiera recalcar sus palabras—. Aquí, todos tienen algo que ocultar. Todos tienen pasados que preferirían olvidar, y hay quienes juegan a dos bandas. Te pueden ofrecer una sonrisa cada día, pero eso no significa que sean de fiar. En este internado, hay mucha gente que aparenta ser de una forma y son de otra. También hay personas peligrosas, con las que es mejor mantener las distancias.

Su advertencia no sonaba a mero consejo; había una sensación de urgencia en su voz, como si quisiera evitarme una situación indeseada.

—Entonces, siguiendo tu lógica, ¿tampoco podría fiarme de ti? —dije con una sonrisa, tratando de aliviar la tensión que se había instalado entre nosotros. La pregunta llevaba un toque de ironía.

—Tienes razón. No tendría sentido que te dijese esto solo para que desconfíes de mí también —dijo, su risa contagiosa llenando el espacio entre nosotros—. Pero, en serio, mi intención es que no te fíes demasiado rápido. Aquí, muchos no son lo que parecen y quiero que estés alerta.

Asentí, apreciando su sinceridad. Aunque su advertencia era inquietante, me daba una nueva perspectiva sobre lo que podría enfrentar aquí. El ambiente entre nosotros cambió, moviéndose de una conversación casual a una más profunda y significativa.

—Gracias por el consejo —dije, sonriendo de vuelta, y me di cuenta de que estaba empezando a apreciar más a Mingi y su sinceridad.

Después de la cena, me despedí de Jiho con un cálido abrazo. Ella estaba emocionada por comenzar sus clases extracurriculares de animadora al día siguiente, algo que había deseado hacer desde siempre. Sin embargo, su madre nunca le había permitido seguir este sueño, considerándolo una pérdida de tiempo. Ahora, liberada de su madre, Jiho podría hacer lo que siempre deseó. Y aunque me duela admitirlo...

El marcador quedaba así;

Internado [1] - [2583] Arin

Había encontrado algo bueno en este lugar: ver a mi amiga pudiendo hacer algo que quería sin su madre prohibiéndoselo.

Atados Rebeldes » Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora