Han pasado dos meses desde que llegué a este lugar, y quizá pensaréis que mi opinión ha cambiado, pero la verdad es que no. Sigo pensando que es injusto que tenga que estar aquí, privada de mi libertad. Además, estoy empezando a hartarme de los castigos.
Limpiar el comedor es un trabajo agotador, no solo porque implica limpiar mesas y sillas, sino también fregar los platos, barrer el suelo, fregarlo, y cumplir con una larga lista de tareas que agotan solo con leerlas. Además de esa tortura diaria, también seguíamos asistiendo a esas clases de convivencia, ambos ya nos encontrábamos cansados de mentir sobre nuestra vida. Ya no era tan divertido como al principio. A parte de que saber que estábamos mintiendo sobre nosotros, nos parecía aburrido.
Al final nos estábamos conociendo pasando todos estos castigos.
Demasiado tiempo junto con Jungkook.
Aunque nunca lo admitiría en voz alta, cada día nuestra confianza mejora un poco más, aunque solo sea un pelín. A pesar de que seguimos con nuestras bromas pesadas, solo lo hacemos cuando estamos solos. A la vista de todos, seguimos siendo rivales.
—Otro día más... limpiando platos —suspiró él, ajustándose el delantal.
Recordé el primer día que llegamos aquí, convencidos de que haríamos lo mínimo necesario para salir del paso. Hasta que la jefa de cocina nos puso firmes. No tardó en mandarnos a limpiar bajo su atenta mirada, asegurándose de que no se nos escapara ni una sola mancha.
—Si lo piensas, también es un día menos —dije, colocándome a su lado, lista para ayudarle a limpiar la montaña de platos y bandejas de la comida de hoy.
—Hace tiempo que me arrepentí de haberte seguido el juego aquel día —se quejó, aunque con una sonrisa.
Me reí, recordándolo.
—He aprendido que lo mejor es vengarme cuando nadie nos ve.
—Sí, ya me di cuenta cuando escondiste mi uniforme en la clase de natación —dijo, rodando los ojos.
No pude evitar soltar una carcajada al recordarlo. Jungkook buscando su ropa desesperado y finalmente tuvo que volver a su cuarto donde tenía su uniforme encima de la cama, como yo se lo había dejado. Lo gracioso fue verlo tener que cruzar todo el campus con el bañador. La verdad es que él no tuvo ningún problema y las chicas disfrutaron de verlo así. Además, él supo desde el principio que había sido yo, así que después verlo molesto fue muy satisfactorio.
—Fue muy bueno ese día.
—Buenísimo —replicó con sarcasmo.
—Bueno, tú luego me la devolviste... —le recordé, aún sonriendo al pensar en todas las pequeñas venganzas que habíamos intercambiado.
—Eso siempre —respondió con un guiño, mientras comenzábamos a fregar los platos juntos.
Sí, sí que me la devolvió, no tuvo mejor idea que pintarrajearme la cara mientras dormía, dibujando penes, un mostacho y palabras como "tonta" por la cara. Al levantarme no entendí por qué no estaba el pequeño espejo en el baño pero no le di mucha importancia por el sueño que tenía. Le pregunté que dónde estaba el espejo mientras él se aguantaba la risa. Su contestación "nos van a traer uno nuevo" mientras lo mantenía guardado bajo sus sábanas. Al salir del cuarto, todo el mundo me miraba. Muchos se reían a escondidas y cuando vi a Jiho su cara me lo dijo todo. Fue en ese momento donde entendí qué algo estaba pasando conmigo.
—¿Dónde fuiste anoche? —le pregunté, no pudiendo contener mi curiosidad.
—¿Otra vez me espías? —rodó los ojos, pero no parecía molesto, más bien divertido.
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Atados Rebeldes » Jeon Jungkook
FanfictionArin, una chica rebelde de 17 años, es enviada a un internado mixto para corregir su comportamiento y, aunque al principio se enfrenta a Jungkook, el chico más travieso del centro, su perspectiva cambia al descubrir una conexión inesperada. Juntos v...