05 - Declaración de guerra

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— ¿Qué pasó? ¿Te quedaste dormida? — me preguntó Jiho al verme llegar al comedor corriendo. Ella seguía sola en la mesa, desayunando en silencio mientras miraba por el gran ventanal que daba al exterior.

— Ugh — gruñí con cansancio mientras me dejaba caer desganada en la banca. Apenas tuve tiempo de comer un trozo de fruta que había pillado — Mi compañero es un completo tonto, eso pasa. Ha decidido tardar media vida en el baño solamente para no dejarme ir. — Jiho soltó una risa incrédula de la situación.

— ¿Quién es? — preguntó curiosa, levantando la mirada. Hice lo mismo, escaneando el comedor, cada vez más vacío conforme los alumnos se apresuraban hacia sus clases.

No lo vi por ninguna parte y mejor, estaba muy enfadada.

— No está aquí.

El timbre sonó y Jiho me miró con pánico; debíamos ir a clase de inmediato o llegaríamos tarde. Me zampé la manzana casi de un bocado, evitando atragantarme mientras corríamos por los pasillos. Nos perdimos, entrando por error a otra clase, captando todas las miradas de aquel curso al hacer nuestra entrada y ser corregidas por el profesor. Nos moririmos de vergüenza, todo por no haber revisado adecuadamente nuestro horario el día anterior.

La mañana no empezaba bien.

Abrimos la puerta de nuestra verdadera clase y captamos la mirada sorprendida de la profesora, que comenzaba a pasar lista.

— Lee Arin — anunció en voz alta cuando irrumpí bruscamente. Sus ojos se clavaron en mí con molestia.

— Presente — respondí entrando con una risa nerviosa. La profesora se ajustó las gafas, observándome mientras tomaba asiento en una mesa vacía.

— Señorita Lee — me quedé estática, dando la espalda al resto de mis compañeros, entre miradas divertidas de algunos, incluido Jungkook que se mordía el labio inferior, a punto de soltar una carcajada llena de burla. Maldije entre dientes al verlo ahí, no podía creerme que íbamos a ir a la misma clase. Qué clase de tortura era esta.

— ¿Sí? — balbuceé con cierta inseguridad mientras me acomodaba en la silla, pero la profesora negó con la cabeza y me indicó con un gesto que me levantara.

— Esta no es la forma de entrar a clase. Llegan cinco minutos tarde y encima lo hacen como si nada pasara. Señorita Lee y... — miró a Jiho, que permanecía estática en la puerta, tratando de entender si podía pasar o no. — ¿Usted cómo se llama?

— Kim Jiho — respondió ella, con una expresión seria.

— Ustedes dos deberán quedarse diez minutos más durante el descanso y esto sirve de advertencia para todos. Cada minuto de tardanza lo recuperarán por dos en la hora de descanso.

Jiho y yo protestamos.

— No es justo. Nos perdimos, somos nuevas, nadie nos ha explicado nada, aquí nadie ayuda a nadie — me quejé indignada, notando la sorpresa en el rostro de algunos compañeros ante mi atrevimiento.

— No es excusa, Arin. Y si vuelven a alzar la voz, serán expulsadas de esta clase.

— Solo digo la verdad y no pienso quedarme diez minutos por un error que cualquiera podría cometer. Además ¡que fueron CINCO minutos! — afirmé con determinación, mientras parecía que mis compañeros disfrutaban del espectáculo.

— Yo tampoco — secundó Jiho, intercambiando una mirada cómplice conmigo.

— Profe — me estremecí al escuchar la voz de Jungkook detrás de mí, encontrándolo en su escritorio, pareciendo disfrutar del momento. — Creo que estas dos no saben dónde están. Deberían aprender cómo funciona aquí las cosas.

Atados Rebeldes » Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora