11 - Secretos

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Llegué a la primera clase del día y los ojos de la profesora se posaron en mí.

—Bájate la falda. No puedes llevarla así—ordenó, y obedecí pero, de mala gana. Me senté en mi sitio, sola como siempre, porque nadie quería sentarse en la primera fila, justo enfrente de la profesora.

Intenté prestar atención a la clase, pero la materia me estaba aburriendo muchísimo. De repente, empecé a sentir algo en mi cabello. La profesora, ocupada explicando de pie delante de la pizarra, no se daba cuenta de que las que estaban detrás de mí me estaban tirando bolas de papel. Escuché algunas risitas, tanto de chicos como de chicas. Sabía que eran las amiguitas de Jungkook.

Me giré, cansada de sentir que se estaban burlando de mí.

—¿Podéis parar de tirarme mierda? —interrumpí la clase, creando un silencio incómodo. Miré las chicas que me miraban con los ojos sorprendidos. También miré a Jungkook, pero él me devolvió la mirada como si no tuviera nada que ver.

—¿Qué está pasando? —preguntó la profesora, visiblemente molesta.

—No sé, de repente se ha girado así— respondió una de ellas, la que parecía la lider. Hablaba sin levantar la voz, suave y fingiendo que ella no tenía nada que ver. 

—Si os creéis muy graciosillas por lo que estáis haciendo, espero que fuera de aquí tengáis la misma valentía—amenacé a las mismas chicas con las que había tenido problemas en el vestuario.

—Arin, fuera de clase.

Algunos se rieron y me miraron con triunfo, habían conseguido lo que querían. Me sentí muy enfadada.

—¿Por qué yo? —pregunté, intentando mantenerme calmada pero con actitud desafiante—. No soy yo a quien tienes que echar de clase.

—No me importa. Fuera de aquí —me gritó la profesora. Bufé, me levanté y salí de la clase, sintiendo las miradas y las risas a mis espaldas.

Fuera, me quedé apoyada en la pared, esperando que en algún momento me dejaran entrar nuevamente. Pero la profesora no me dejó volver hasta que sonó el timbre del cambio de clase. Me sentía frustrada y humillada, aunque intenté mantenerme con la cabeza alta. El grupillo de chicas con el que siempre tenía problemas salió por la puerta, probablemente para ir al baño, ya que no nos movíamos de clase a menos que fuera para materias especializadas. La pelinegra, de pelo largo recogido en una coleta y de estatura alta, la lider de su grupillo y la misma con la que tuve el enfrentamiento en el vestuario, me golpeó el hombro al pasar por mi lado mientras sus amigas se reían de mí.

Ya cansada, no pude ignorarla. Tomé su brazo con fuerza y la hice girar, quedándonos cara a cara. Mediamos lo mismo, así que fue fácil encararla. Sentí la rabia arder en mi interior, un fuego que no podía apagar. Las risitas de sus amigas resonaban en mis oídos como una burla constante.

—Te juro que vuelves a reírte de mí y... —mascullé amenazante, pero me interrumpieron.

—Suéltala —la voz seria de Jungkook apareció por mi lado. Sus ojos expresaban advertencia y su presencia inesperada me hizo dudar por un momento, pero yo no quería mostrar debilidad. Y ahora qué hacía Jungkook aquí en medio, no entendía qué estaba haciendo y toda esta situación me estaba superando.

—Solo quiero dejarte claro que me estás hartando con tus tonterías, guapa —dije con una sonrisa falsa, tratando de mantener la compostura.

—A mí me molesta tu presencia —respondió con la misma sonrisa falsa, sus ojos brillando con desafío.

—Suéltala, Arin —repitió Jungkook.

—Ya lo has escuchado, guapa— esa sonrisa me provocaba mucha rabia.

Atados Rebeldes » Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora