Maldije en voz alta todo el camino hasta llegar al cuarto. Una vez dentro, cerré la puerta de un portazo. No podía creer que Jungkook hubiera hecho eso. "Este Jungkook... me la había devuelto", pensé mientras me deshacía rápidamente de la ropa empapada.
Me sequé lo mejor que pude y busqué en el armario una camiseta oficial del colegio y una falda limpia y seca. Afortunadamente, teníamos a nuestra disposición varias mudas de ropa para emergencias como esta, además del servicio de lavandería en uno de los pisos.
Miré mi reflejo en el espejo, intentando calmarme. Me había pillado completamente desprevenida y, aunque parecerá que he perdido la cabeza, me salió una sonrisa al pensarlo. Tenía que reconocer que había sido muy buena idea.
Aunque me jodiera, pero así era.
No vi a Jungkook durante el resto de la tarde, hasta la hora de la cena. Entré en el comedor y lo vi al instante. La verdad es que lo estaba buscando. Estaba sentado con sus amigos en su mesa habitual, riéndose de algo que uno de ellos había dicho. A su lado se encontraba Jessica junto con sus amigas, se reían de forma escandalosa. Me di cuenta que ese grupo se sentían los mejores de este lugar.
Pensaba que no se daría cuenta de mi presencia pero en cuanto entré por la puerta los ojos de Jungkook se conectaron con los míos. Ignoró a sus amigos mientras hablaban entre ellos solo para mirarme. Y yo, no dudé un segundo en sonreírle, pero no fue una sonrisa cualquiera. Quería que supiera que esto no iba a quedar así, que su venganza no me había afectado.
Y que no tardaría en devolvérselo.
Jungkook captó el mensaje. Lo vi en la forma en que sus ojos brillaron por la diversión que le proporcionaba esto. Y luego, me devolvió la sonrisa, una que dejaba claro que estaba más que dispuesto a continuar este juego.
Nadie más en el comedor parecía darse cuenta de la batalla silenciosa que existía mientras nos mirábamos. Solo nosotros sabíamos lo que nuestras miradas estaban expresando mientras yo caminaba hacia la mesa donde actualmente tomaba asiento. Ahí también me di cuenta que nuestros grupos eran rivales. Jamás estaban juntos, existía una línea, una frontera entre ellos. Aún no sabía el motivo principal por el cual no se llevaban, podía imaginar cosas además de dar por hecho que las actitudes del grupo de Jungkook eran muy poco deseadas. Pero aún así, tenía curiosidad de lo que les pasó a Mingi y a Jungkook para ser tan rivales en este lugar.
—¡Hola! —saludé con entusiasmo, tomando asiento junto a ellos. Jiho me devolvió la sonrisa, mientras Mingi me miraba de reojo, intentando disimular su incomodidad. Los amigos de Mingi me saludaron de vuelta y siguieron hablando entre ellos. Creo que sobre algo del partido de fútbol de la mañana, la verdad es que no presté atención. Mingi esbozó una sonrisa tímida como saludo. Recordé lo que había ocurrido entre nosotros dos, la verdad es que no le di importancia en ese momento. Era como que tenía otra prioridad en mi cabeza, aunque no sabía identificarlo.
—¡Hola, Arin! —me saludó Jiho con una sonrisa.
—¿Qué tal? ¿Cómo te fue el entrenamiento de animadora? —le pregunté cuando me senté a su lado.
—Bien, creo. Aunque Jessica es bastante firme... —bajó la voz— y una cabrona.
—¿Te hizo algo?
Negó con la cabeza.
—A mí personalmente no... pero se cree demasiado el liderazgo y se toma la libertad de tratar mal a las nuevas... —bufé.
—Es lo peor
—Pero bueno, dejándola de lado, todo bien. ¿Y tú? ¿Qué tal tu día?—preguntó Jiho tomando sus palillos para empezar a comer. Yo ahora iría a por mi bandeja.
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Atados Rebeldes » Jeon Jungkook
Hayran KurguArin, una chica rebelde de 17 años, es enviada a un internado mixto para corregir su comportamiento y, aunque al principio se enfrenta a Jungkook, el chico más travieso del centro, su perspectiva cambia al descubrir una conexión inesperada. Juntos v...