¿Qué Clase de Sentimientos Tienes?

Capitulo 7: La persona que te gusta.

—Hiyori... ¿Hay alguien que te guste?—cuestiono con un tono de voz difícil de descifrar, una combinación de seriedad, tristeza, preocupación y curiosidad, entre tanto se mantenía mirándola con recelo mientras ambos permanecían en la habitación de la Ikki iluminados a penas por la luna que aún no se retiraba de su lugar para brillar en el cielo.

—... ¿Eh?

Fue lo único que pudo decir la chica al tiempo que sus orbes se abrían más por la repentina pregunta que acababa de escuchar. En ese momento la deidad cogió la mano que estaba más próxima a él y se acercó más al rostro ajeno consiguiendo que la mujer joven se congelará tanto física como mentalmente.

— ¿Lo hay?—insistió fijando los ojos de un hermoso color azul en los de ella.

No hay forma... respondió mentalmente ella cuando de a poco recuperaba su capacidad para pensar. Sin embargo hubo una mala coordinación entre sus pensamientos y su boca en ese momento, terminando con una respuesta diferente a la que ella pensó.

—Sí.

¿Por qué esa respuesta? Quizás inconscientemente había pensado en su amado Thono-sama, pero... ¿Por qué no pensaba en nadie más que él en ese momento? Quizás era porque Yato era quien estaba justo a su lado ahora...

El agarre de la deidad tambaleo en ese momento y aprovechando aquello la menor retiro la mano propia y se giró dándole ligeramente la espalda. Pronto el hombre se acomodó mirando hacia el frente mientras su rostro ponía una indescifrable inexpresividad.

— ¿Yato...?—llamo Hiyori sintiendo una repentina culpabilidad cuando de a poco miraba una vez más a donde su amigo.

El dios de la calamidad movió la cabeza y la miro de nuevo.

—Ya veo...—dijo haciendo después una pausa e sus palabras- Hiyori está en la adolescencia, no es para sorprenderse...

La aludida lo miro levantando ambas cejas confundida por las palabras que él soltaba. ¿Por qué decía algo así? Ahora empezaba a hablar como un anciano.

—Pero aun así no lo quiero aceptar...—continuo hablando cuando iba encorvando su espalda para quedar con el rostro más cerca de sus rodillas, logrando otorgarle una silueta un tanto solitaria— el hecho de que Hiyori tenga una vida a parte de Yukine y yo...

La semi humana coloco una mano en la espalda ajena y mostró una sonrisa intentando animarle.

—¿Que dices? Eso es obvio, tú también tienes cosas que no me has dicho...

Yato la miro con los ojos entrecerrados cambiando totalmente su expresión.

—Eso es claro. Los dioses tenemos secretos, y... No hay forma que te hable sobre todos mis siglos de existencia—Explico hablando como si se tratara de algo obvio, usando además un tono de voz un tanto molesto.

La chica también entrecerró los ojos y borro su sonrisa.

—mi vida solo es la de una humana normal, claro, borrando el hecho de que veo cosas sobrenaturales y mi alma se sale de mi cuerpo a veces...¿Que más quieres saber? Tu nivel de acoso está evolucionando.

—No estábamos hablando de ello—se quejó el pelinegro mientras fruncía los labios—hablábamos de que Hiyori tiene a alguien especial.

La ojipurpura miro a otro lado sintiéndose avergonzada de repente, ¿Por qué al mencionarlo seguía apareciendo un único rostro a la mente? Estúpido Yato, hasta en sus pensamientos era un entrometido.

— ¿Qué me dices de ti? Besaste a Bishamon-sama aquella vez.

Ahora sacaba un tema del pasado .Ni ella misma se entendía.

—No fue un beso... Bueno, no fue en los labios. Bese a mi propia mano, así que no cuenta—Se defendió él al tiempo que se cruzaba de brazos y miraba a otro lado.

La menor puso una expresión de desagrado y suspiro. ¿Por qué de repente se molestaba? Ese tema ya habia pasado, ¿Por qué recordarlo?

— ¿Qué? Hiyori... ¿Vas a decirme que no te gusto que lo hiciera?—Cuestiono logrando que la Ikki lo mirara sin notar que se había sonrojado con aquello y al decirlo el dios mostraba una sonrisa radiante y unos ojos brillantes.

— ¿Q...Que...? N...No tiene que ver conmigo...—Respondió ella incapaz de controlar el temblor de su voz. ¿Por qué dudaba de sus propias palabras? Vaya, quizás era la falta de sueño, o eso intentaba creer.

—Hiyori—Nombro nuevamente Yatogami mostrando una sonrisa amable cuando tomaba una vez más la mano femenina— Lo acabo de decir ¿no es así? Solo quiero verte feliz. Así que...

— ¿"Así que"?

Nuevamente se dispuso a verlo ignorando el sonrojo propio.

—Así que, anda, dime su nombre... Lo matare antes de que te lastime—Respondió sonriendo y mascullando con rencor la última parte.

La expresión de Hiyori se puso azul mostrando a su vez decepción.

— ¿...Asumes que será un total fracaso...?

—Por supuesto.

La chica se sintió herida con esas palabras, ¿Qué significaba eso? ¿Qué solo encontraría hombres malos? Lo que empeoraba todo es que un dios mismo se lo decía... Era cruel. Bastante cruel.

Suspiro y mostro una sonrisa forzada sintiendo repentinas ganas de llorar por su futuro oscuro pronosticado. ¿Entonces debía quedarse sola, soltera?

—Porque...—Yato volvió a hablar relajando su expresión— Ningún hombre es digno de MI Hiyori.

Ahí estaba él, diciendo cosas bonitas nuevamente. ¿De cuando acá era tan romántico? No lo sabía, pero por alguna razón no lo odiaba.

—Yato...

— ¿hum?
La chica lo miro con una sonrisa mientras permanecía con los ojos cerrados.

—Vete.

El rostro de la deidad se contrajo y pronto un aura azul le rodeo.

— ¿Tú también me corres?—Cuestiono con voz lastimera esperando mover un poco el corazón de su amiga, quien se levantó y abrió la ventana de su habitación.

—Tengo sueño, no puedo dormir si tú estás aquí—Contesto girándose de nuevo para verlo.

— ¿Desconfías de mí?

— No quiero aparecer en Twitter de nuevo—Respondió sonriendo.

— ¿Sigues enojada por ello?

— ¡Ni siquiera te disculpaste!

— ¿Por qué iba a hacerlo? Solo presumía de tu belleza.

—Solo vete— Insistió ella mientras empezaba a empujarlo.

KU-Pyon: Y nuevamente la imaginación me ha dejado ;u; Bueno, ya pronto pondré que Hiyori se da cuenta de sus propios sentimientos n.n Como había dicho, no planeo que este fic sea muy largo, asi que quizás el final este cerca :D
MUCHAS GRACIAS POR LEER