Capitulo 4: Malentendido. Primer beso.

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Los ojos de la chica ampliaron su tamaño ante las poco coherentes palabras que su amigo había proferido con tanta naturalidad.

—... ¿Qué?—Cuestiono al cabo de unos segundos silenciosos y eternos creyendo que quizás había sido un error de ella al escuchar.

—Un beso de despedida—Respondió él aun sujetándola del hombro y sonriendo ampliamente. Hiyori continúo mirándolo. ¿Qué acaso no se daba cuenta de lo que decía?— ¿No es eso lo que se hace al final de una cita?

— ¿Ha? ¿De dónde sacaste eso?— Cuestiono ella sonrojándose ligeramente.

El dios parpadeo y finalmente la soltó para ponerse a juguetear con sus propias manos mientras hacia un puchero con los labios fruncidos.

—... Manga...

La castaña dejo salir un suspiro y se llevó una de las manos a la frente. Ahora todo tenía sentido. Yato era la clase de persona que se influenciaba con facilidad, casi como un niño viendo alguna caricatura y tratando de imitar a los personajes. Este hecho explicaba con facilidad la razón que se la paso buscando todo el día para esta repentina cita.

—...No hay forma de que suceda. No en la primera cita, y aún menos cuando se trata de dos amigos —Agrego ella aun sonrojada mirando al suelo mientras jugaba con el borde de la falda de su vestido.

—Bien, entonces salgamos a muchas más citas. ¿Cuántas se requieren?—Cuestiono el pelinegro mirándola con emoción.

— ¿Qué dices?—Exclamo ella sonrojándose más — ¡Solo somos amigos! ¡No hay forma de que nosotros dos nos besemos o cosas así!

—Pero... Yo no quiero que el primer beso de Hiyori sea con otro...— Sollozo él mientras bajaba la mirada con un aura de tristeza rodeándole.

La mitad Ayakashi entrecerró los ojos y se cruzó de brazos tratando de obtener un aspecto duro.

— ¿Por qué das por hecho que aún no doy mi primer beso?

El rostro de la deidad se contrajo mientras simulaba un ataque al corazón.

—H... Hiyori, tú en verdad no.... ¡Waaaa! ¡Hiyori tonta!— Se quejó entre sollozos mientras mantenía una mano hecha puño sobre su pecho.

Ella suspiro de nuevo y dio media vuelta dándole la espalda a su amigo.

—La entrevista de Tono-sama esta por empezar... — Dijo movía sus pies caminando.
Estaba molesta...

Estaba enfadada...

Pero aun así, ¿Por qué se sentía un poco feliz? Quizás porque la expresión de Yato fue divertida ante la mentira proferida. Pero, si él insistía, entonces sin duda le diría la verdad.

Si... Porque él era un amigo muy querido.

—Un amigo...—murmuro con la voz un tanto queda y los ojos fijándose en el cielo que apenas empezaba a oscurecerse. Soltó un suspiro y entonces se giró a su amigo, pero esta vez ya no estaba — ¿...Yato?—llamo mientras con los ojos purpúreos le buscaba, pero él en realidad no estaba.

El pelinegro se había retirado, caminando como un hombre recién desempleado que piensa en como reaccionara su esposa. El dios camino con obvia depresión hasta la casa de la diosa de la pobreza. Un aura azul le rodeaba mientras él caminaba arrastrando los pies, siempre soltando repetidos suspiros.

—Yato, bienve... ¿Por qué pareces moribundo?— Dijo Yukine al recibirlo, después de todo ahora trabajaba ayudando a Daikkoku, lo cual explicaba que él estuviera en el primer piso cuando Yato llego. El hombre pelinegro lo miro por un segundo y después regreso la mirada al suelo suspirando.

¿Qué Clase de Sentimientos Tienes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora