Hiyori miraba desde la ventanilla del autobús donde iba en ese momento hacia el paisaje cambiante exterior. Recordaba la última conversación que había tenido con sus dos amigas hacia tan sólo un día.
"¿Cuándo nos presentarás a tu novio?" cuestionó una de ellas luego de que la Iki rechazara una invitación a salir porque ya tenía planes para ese día. "No lo sé" había respondido con una sonrisa tímida.
Llevaba tiempo ya escuchando esa pregunta y el mismo tiempo respondiendo "no lo sé".
Su intención jamás fue impedir ese encuentro, pero una vez que se lo comentó a Yato, éste respondió "No tiene caso" con una sonrisa desganada. Ella lo sabía, aún si Yato estuviera frente a Yama y Ami, ellas no serían capaces de verlo.
Eso volvía totalmente inútil organizar un encuentro entre los cuatro... Además de que posiblemente entristecería a su dios, recordándole la sensación de que "robaba" a Hiyori momentos humanos.
Dejó salir un suspiro y cerró los orbes rosados, intentando hallar siquiera un poco de calma. Tenía que concentrarse, no debía estar triste. Este día, Yato la había invitado a ver el festival de Sakura que se lleva a cabo una vez al año... Solo ellos dos.
Solían tener citas, y convivir como pareja, pero había raras (En verdad, escasas) ocasiones en las que se encontraban totalmente solos. No tenía idea de lo que planeaba Yato, pero estaba casi segura de que no se trataba de solo mirar los Sakuras como los demás. Sonrió ligeramente ante ese pensamiento y una vez más abrió los ojos para ver el paisaje cambiante, ahora estaba ansiosa de llegar al lugar de destino donde Yaboku la había citado.
Quería verlo...
El dios de la calamidad estaba ahí, esperándola en la entrada del bosque, con una ropa casual que le recordaba la sensación de su primera cita. Al verla, él sonrió y agitó los brazos como en aquella ocasión, en la estación de trenes.
—¡Hiyori! ¡Por aquí, por aquí!
—Lo lamento, ¿Esperaste mucho?— Cuestionó ella una vez que se hallaba frente a él.
— Solo una hora— Respondió aun sonriendo. La Iki solo suspiró y dejó caer los hombros a modo de resignación. Lo más seguro, al igual que en aquella ocasión, era que se había emocionado, y pese haberle dado una hora específica, él había llegado mucho antes.
"No tiene remedio" pensó para luego sonreír.
Le gustaba...
Le gustaba que Yato no cambiase en lo absoluto, que fuera ingenuo y extravagante.
Lo amaba...
Definitivamente, así era. Tal como había prometido en aquella situación frente al viejo Tenjin, ella es y sería feliz.
— Bien, hay que entrar— Dijo al cabo de un momento, dirigiendo sus pasos al interior de la entrada, pero en ese momento la amable mano de Yato tomo la suya logrando detenerla— ¿Yato?
La deidad esbozó una sonrisa pícara y negó una vez con la cabeza.
—No por ahí.
Sin más, a Hiyori solo le quedó escuchar instrucciones del dios poco convencional, quien la guió por otro camino, uno alejado de la entrada principal por donde multitudes entraban. Al parecer, aquel camino era también una entrada, pero mucho más privada, solo estaban ellos dos caminando por ahí, pero no había duda de que era un camino hacia el bosque de sakuras.
— ¿Estás seguro de que no es ilegal transitar por aquí?— Su curiosidad e inquietud finalmente le hizo preguntar.
— ¿Por qué lo dudas, mi dulce amorcito?
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¿Qué Clase de Sentimientos Tienes?
RomanceGracias a sus amigas Hiyori comienza a cuestionarse que clase de sentimientos tiene hacia Yato... ¿Solo son de amistad o son románticos?