Vimos otro departamento, y, a pesar de que todos eran amplios y tenían la mayoría de lo que buscábamos, hacía ese toque hogareño. No gritaba hogar. Me había aburrido después de cierto tiempo, entonces le avisé a mamá de que iría hacia una cafetería cercas de aquí ya que moría de hambre y aún tenía sueño.
En la cafetería no había mucha gente, había plantas por doquier e incluso una pared de la cual caía una fuente; era demasiado relajante, justo lo que necesitaba. No podía durar mucho aquí entonces pedí un café americano y una galleta integral. Caminé por la zona y observaba alrededor. Los edificios eran de múltiples colores, cada edificio era de uno distinto y había personas en sus terrazas. Noté que muchos se veían jóvenes, de quizá veinte años o poco más, quizá universitarios.
Al llegar de nuevo al departamento, fui con Max quien sospechosamente estaba en una esquina de la sala, mirando a la pared. Me acerqué sigilosamente y vi que mensajeaba a toda velocidad, como si su vida dependiera de ello. ¿Qué estará haciendo...?
El siguiente paso que di hizo que la madera crujiera, alertándolo, así que sólo sonreí amablemente.
─ ¿Qué haces? ─me pregunta, observándome con detenimiento.
─Ya sabes, observando aquí, observando allá ─le alzo una ceja, él guard su teléfono y se distrae por lo que sostengo en mi mano derecha.
─ ¿Me das? ─inquiere, refiriéndose a la galleta.
─Es la única que compré ─él se acerca, yo me aparté, pero esto se había convertido en un mini combate para ver si él lograba tomarla─. Max, basta, muero de hambre.
─Yo igual. Además, creí que no comías galletas integrales.
─Eran las únicas que estaban listas en ese momento ─me deslizo hacia un lado cuando casi se me avienta. Dejo el vaso de café sobre una mesita─. Deja de comportarte como un payaso ─él se rio.
Max era mucho más alto que yo, yo le quedaba poco debajo del hombro, en eso sacó a papá. Su cabello antes era rubio pero con el tiempo le cambió a un castaño como el mío, y sus ojos eran más azules que los míos. A veces pensaba que él obtuvo las mejores facciones de la familia: nariz recta, sus pestañas eran envidiables al igual que sus cejas, tenía un metabolismo rápido que no le permitía subir de peso como a mí, y su sonrisa y risa siempre fue algo alegre y amigable.
A mitad de un forcejeo, mamá entro por la entrada hacia la sala, nos observa con una expresión de extrañeza, notoriamente en su rostro.
─ Max, ¿qué están haciendo? ─me reí con burla. Mamá siempre recurría a Max para que explicara lo que sucedía como si fuera su culpa. Nos soltamos y le quité la galleta de mala manera.
─Yo amablemente le pedí que si podíamos compartir su galleta.
─Mentira ─bramo y él me mira con dureza. Yo enseguida miro a mamá─. Casi me arrancaba el brazo y me mordía.
─No, eso sí que es una mentira ─se defiende él.
─Marcus ─llama a papá y este aparece en unos segundos. Ella se dirige hacia él con una expresión de no poder creer lo que sucedía aquí─. Hay que ir a comer. Los niños se volverán caníbales si no comen pronto.
Papá se rio y asintió. Al final decidimos tomar un descanso e ir a un restaurante que servían desayuno todo el día. Los Fletcher nos acompañaban y charlamos sobre lo que hemos. Les comenté a los demás sobre que hacía falta algo, pero no sabía exactamente qué.
Cuando íbamos a retomar la búsqueda, los padres se dirigieron hacia los autos. Los chicos y yo nos mirábamos entre sí, creyendo que nos habíamos perdido de algo.
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Heavens (En Curso)
ChickLitGreeicy Heaven ha acumulado los problemas del pasado hasta el punto de afectar sus relaciones sociales, y con ello, sus relaciones amorosas. Fue así hasta que conoce al nuevo amigo de su hermano mellizo, quien poco a poco comienza a entrar en la vi...