Capítulo 25

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Me había puesto unos pantalones cortos negros y un top azul marino que me pareció elegante y que los tirantes de hilo se amarraban detrás de mi nuca. Hacía calor y quería usar esta ropa antes de que el frío no me lo permita. Hacía tiempo que no me preparaba para salir a alguna fiesta. He ido a encuentros con amigos en la preparatoria, pero no eran realmente fiestas.

— ¿Estás listo? —pregunto cuando entro a la habitación de Max. Había una canción ajena al género que él suele escuchar, vi unas revistas en el suelo de la entrada, decidí recogerlas y acomodarlas sobre un mueble. Su cuarto era tan parecido al que tenía en Nueva York: una cama simple medio desordenada, posters de equipos de fútbol, bandas y hasta de su filósofo favorito sobre su escritorio lleno de cosas; quizá le sirva de inspiración.

—No encuentro mi zapato izquierdo —comenta sin dejar de buscar debajo de su cama. Miro alrededor y noto al zapato parecido al que tiene puesto saliendo de la parte superior de su armario.

— ¿Acaso es ese? —señalo hacia el armario y me sigue el trazo. Su rostro se contrae en molestia y asiente con la cabeza—. Sabes que puedes dejar tus zapatos en el armario de la entrada, así no los pierdes tan seguido.

—No, estoy bien —me invita a salir de su cuarto y lo hago, sintiendo su paso detrás de mí cuando bajamos las escaleras. Los chicos se encontraban en la entrada, esperándonos.

—Vamos, son las siete y quedamos en irnos hace rato —comienza Mark, tomando su chaqueta del armario y comenzando a salir. Alguien estaba emocionado de ir a la fiesta.

Me acerqué hacía Peter a paso apresurado para preguntarle algo.

— ¿Dónde está Sebas? —susurré.

—Salió, no vendrá con nosotros —mi rostro se contrae en una mueca.

— ¿Por qué no?

—Porque Sebas no va a fiestas.

— ¿Acaso es porque es una fraternidad? ¿O tiene clases temprano en la mañana y...?

—Grey —nos detenemos, y hasta ahora me di cuenta de que caminaríamos en vez de manejar—, solo te puedo decir que él no sale a fiestas, esas cosas no le van muy bien.

¿A qué se refiere con que solo eso puede decir? Creí que lo conocería mejor. Como sea, no pregunté nada más y continuamos caminando, junto a los demás chicos. Decidí enviarle un mensaje, pero jamás contestó. Y cuando digo jamás, quiero decir que por dos horas que estuve en aquella fraternidad, jamás obtuve una respuesta.

Me sentía algo rara al estar rodeada de tantos hombres desconocidos, había chicas, pero los números eran bajos. Algunos intentaron acercarse a mí cuando me alejé de mis amigos, y me permití entablar una conversación con ellos, pero la mayoría de ellas terminaban cuando me percataba de sus segundas intenciones. Me preguntaban si tenía novio, y yo siempre decía que no porque esa es la verdad, sin embargo, no quería conocer a nadie más de esa manera.

Divagué por mi cuenta entre la multitud, con la música fuerte en mis oídos y los colores fluorescentes en mi rostro. Lo único que pude beber fue cerveza, mojitos, y más alcohol, así que recurrí a no beber algo. Me senté en uno de los sofás junto con otros chicos, quienes reían de algo y me sentí apartada de todos.

— ¡Oh! Apártate, ¿quieres? Me harías un gran favor —menciona una chica de pie a mi lado, por un momento creí que se dirigía a mí, pero descarté esa idea cuando su mirada miel se posó en el chico de mi lado. Este se rio y se levantó sin problema, dándole un abrazo a ella y permitiendo que se sentara a mi lado. Por un segundo creí que comenzó a oler el cabello rubio de ella, pero quizá eran ideas mías.

Heavens (En Curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora