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Capitulo 4

Mientras caminabas a mi casa escuchaste un vehículo en movimiento acercarse a toda velocidad, antes de que pudiera reaccionar se detuvo frente de mí, el vehículo se miraba en malas condiones pero aún andaba, parecía ser uno de los último modelos de hace 40 años.

—¡Vaya! una jovencita aquí sola —dijo con un tono perverso— y tan cerca de ese plació ¿cómo diablos sigues vivas niña? —preguntó con incredulidad—

Su aspecto era de un hombre gordo con sobre peso, de mediana edad, pelo y una barba muy fina, era chaparro tal vez midiendo un metro cincuenta y tres, estabas vestido con una camisa roja de rallas y un chaleco.

—Deberíamos de llevarla, no se ve tan fea —dijo su compañero mientras te analizaban de pies a cabeza— los más desesperados van a querer violarla —dijo con una sonrisa—

El compañero de él, era mas algo tal vez un metro setenta, llevaba una camisa gris con un diseño abstracto, tenía ojeras y era muy delgada, ambos contaban con dientes amarillentos, probablemente debido a la falta de higiene debido a las condición del mundo.

— q..que v..violarme? —pensaste—

Antes de que pudieras reaccionar ambos hombres te tomaron y te metieron en el vehículo a la fuerza, caíste en la parte de atrás golpeándote un poco,  ahí te golpearon hasta dejar tu rostro morado y sangrando, la respiración te faltaba.

—Lo haría yo mismo pero hoy estoy lo suficientemente satisfecho, esas chicas aprendieron bastante bien —dijo con una sonrisa en su rostro, que reflejaba lo satisfecho que se sentía por abusar de esas chicas— y tú ¿no tienes ganas? —le pregunta a su compañero con una sonrisa arrogante—

—Mmm, no, su cuerpo no es del tipo que me agrada, me gustan más senos enormes —dijo mientras hacia movimientos con sus manos imitando el apretar de un pecho— es mejor cuando están embarazadas y los apretas con fuerza y ves como la leche sale de ahí, así puedo probar mas de sus deliciosos juegos, por eso amo embarazar a mis víctimas —dijo con una sonrisa retorcida—.

La conversación asquerosa entre los hombres seguía mientras se mofaban sobre las anteriores chicas violadas y de cómo la hacían abortar a punta de golpes, escuchabas eso atentamente mientras en tu mente pensabas que si algún día eras abusada el que lo haría sería Sukuna. Un rato después llegaron a un campamento se miraba deplorable, habían ratas por todos lados, agua estancada y podrida, las tiendas de campaña llenas de moho por la exposición constante a esa agua, habían eces y orina por todos lados, más adelante en el campamento había una choza en donde se encontraba mujeres atadas en condiciones deplorables y con altos niveles de anorexia mucho de ella contaban con infecciones en sus genitales por estar rodeadas de sus desechos y por mantener relaciones con diferentes hombres al día.

Te sacaron del auto sin antes darte otro puñetazo, te llevaron hasta una tienda de campaña que estaba resguardada, ahí te ataron junto a las nuevas y unas recién llegada, todos tenían la mirada hacia abajo pensado en las experiencias traumáticas recién vividas. Una chica te miró entrar, estaba en condiciones malas pero no tanto como las de la cabaña, miró como te ataban, después miraste como los hombres salían y daban orientaciones a los que resguardaban la tienda.

—¿Ya te abusaron? —preguntó la chica temerosa—

—N-no —respondiste algo cortante—

—aquí es un lugar horrible, no sabes las cosas horrible que hacen, cuando se aburren queman a las mujeres vivas, puedes escuchar sus gritos en sinfonía mientras mueren calcinadas —dijo mientras su voz de rompía poco a poco y ojos se empezaron a llenar de lágrimas, el terror en su mirada era evidente—

—Suspiraste, apartaste tu mirada de ella y viste al suelo— Espero salir pronto de esto, tengo que volver donde el amo Sukuna

—Su-Su-Sukuna? —El tono de su voz cambia a uno de terror absoluto, al escuchar ese nombre—