•~•El juguete personal de Ryomen Sukuna•~• (Sukuna x TN ) £¡DARK ROMANCE!¥ +18🔥

Capitulo 8

Estaba aún atada, era de madrugada así que estaba cansada, llevaba unas 12 horas sin tomar agua y más de un día sin comer, más o menos, me pregunto si será acertado, claramente estaba agotada en todos los sentido, las cadenas empezaban a ser incómodas e incluso dolorosas por la cantidad de tiempo que llevas atada, mi cuello tiene marcas. A este punto pudor y dignidad ya no me quedaban, lo que tenía antes fue cruelmente arrebatado por Sukuna, mi cuerpo empezó a ceder en  las condiciones en que estaba, me empecé a quedar dormida poco a poco, hasta que escuche un fuerte portazo, era Sukuna, eso me asustó mucho, él entró a la habitación un y me dirigió la mirada, se que estaba  condiciones bastantes deplorables, solo me miró un instante con indiferencia. Era de noche, tenía frío, solo deseaba cubrirme un poco con mis brazos, pero las hora fueron pasando y con ello la llegada del sol nuevamente, los primeros rayos me empezaron a despertar. Mi rostro se miraba cansado y demacrado, el solo golpeándome el  rostro otra vez, estaba muy  deshidrata y moría de hambre, estaba tan mal que empezaste a alucinar ideas estúpidas. Entre ellas se encontraba el hecho de escapar de ahí, como hubiera sido tu vida si tus padres estuvieran vivos, lo lindo que sería encontrarte a alguien que le importaras, tenía la cabeza baja imaginando eso mientras el sol me daba e iluminaba su figura desnuda y desnutrida. Sukuna se acercó a mí, volví a sentir miedo,  y liberó un poco mi  cadena, me acercó el bowl de agua y tal cual como un perro te ordenó tomar, accedi, si dudarlo,  pues llevaba mucho tiempo sin ingerir ese líquido, acerque mi rostro y empezaste a tomar, se que disfrutaba mi humillación, me ordenó que el resto de mi estadía aquí, sería así, bebiendo y comiendo como perro.

Mi mente estaba divagando una vez más, miraba a Sukuna como esa aura de imponencia y crueldad, tu mente imaginaba muchas cosas, el no era malo, apesar de todo, me ha perdonado la vida, da miedo, pero, el es bueno si no lo fuera... hubiera muerto hace mucho, desde que tengo  7 años de estar al lado de él.

Él infundía terror a quien sea, el era alguien de dominio, el posee no ama, es imposible. Desde tu temprana edad le pertenecía verdaderamente, el día decidiste seguir tu destino fue marcado. Y _________ estaba destinada a la miseria y la infelicidad, una criatura débil y asquerosa que lo mínimo que merece era podrirse en su mierda. Los pensamiento de Sukuna.

Sukuna se acercó a mi, llevaba un látigo, lo pasó por mis pechos ligeramente, podía sentir el tacto del materia tocándome y dio un golpe ahí, eso me hizo estremecerme del dolor, el sonrío complacido, siguió deslizando hasta bajar a mi abdomen, podia sentir el frío del látigo, eso aceleraba mi pulso por miedo, ahí dio otro golpe, dejando una marca, siguió arrastrando hasta llegar a mi vagina, la respiración se me aceleró, el sonrío, lo miré con miedo y eso lo complació, después dio un golpe en mi vagina y eso te estremeció más, tuve que contenerme el gemido de dolor, el al ver mi dolor y ver como salía un poco se sangre de mi vagina por el golpe una erección empezó a crecer en el, podía sentirla cerca de mi muslo, el siguió deslizando por mis piernas el latido y daba golpes cada vez que el deseara, lo pasó por mi espalda y daba más golpes, pero estos fueron diferentes, eran con más fuerza hasta que tu espalda sangro, podías ver sus miembros duros, gruesos y erectos chocando ahora con mi glúteos, lo miré un poco,  alce mi mano y los tocaste sobre las tela.

—Es la primera vez que veo que haces algo bueno... —sonríe complacido y con arrogancia en tu tono—

lo mire como un perrito desamparado. El me tomó por el pelo, me jaló cambiándome de posición y empezó a frotar mi rostro sobre sus penes. El se empezó quitar su kimono quedándose desnudo, nuevamente su escultural y marcado cuerpo quedó expuesto, la densidad de esos muculos, podía ver como se contraían. Me acerque y con mi mano empezase a tocar sus miembros, después los acerqué un poco a mi rostro con algo de vergüenza, lo miraba un poco, pensado si estaba bien lo que hacía, ya que aún me adaptaba a las nuevas experiencias, sus penes se frotaban sobre mi rostro, sentía la calidez de sus dos erecciones, alce la mirada, el me ordeno que lo hiciera, mientras tenía dos vergas en mi cara. Esa mirada de sumisión absoluta a el le encantaba. El se agachó y tomó uno de mis pechos y empezó a frotar uno de sus penes contra mi pezon, podías sentir como se movía mi pezon contra uno de los glandes de Sukuna, de como la punta de tu pezon y la de su pene se tocaban estimulandose mutuamente.