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Capitulo 14

Narra Sukuna

—¿En serio?, ¿castigo?

Alzó mi mirada, hacia Mahito.

—Si, castigo, deberías de callarte, ya has sido muy molesto Mahito si sigues así te mataré. Ahora lárgate.

—Sukuna...

—Te ordené que te largaras

La actitud me Mahito me molestaba, yo decido qué hacer con las cosas de mi propiedad. Mahito me miró un momento, digustado, pero al final cedió, antes de irse por completo terminó de mirar de reojo la situación. Mira abajo ahí estaba esa sucia zorra, aferrada a mis piernas buscando consuelo o misericordia, tenía un brazo roto y el otro dislocado, me arrodillé hasta donde ella y la tomé por la mitad de su cuerpo y la cargué en mi hombros como un saco de papas. Ella no se resistió nada, lo cual era correcto pues no tenía derecho a eso, la llevé hasta una habitación, esta era diferente a la primera en la había estado, esta tenía más la apariencia de un calabozo, y estaba a las afueras de mi palacio, más precisamente en el patio, todos tenían prohibido su acceso ahí. Mientras caminaba podía sentir su calienta respiración chocando con mi gruesa espalda.

—Tendrás un castigo duro, así que te lleve lejos del palacio para que nadie escuche tus gritos —dijo con rudeza—

Ante mis palabras ella solo precio aceptar su destino, no dijo nada, solo sentía su pesada respiración chocando contra mi, al llegar al lugar estaba cerrado por una llave, saqué la llave de mi bolsillo y abrió, ambas puestas se abrieron de par en par dejando ver un lugar algo obscuro, habían cadenas, pero estas eran diferentes a las de la otra habitación, estas eran más gruesas y cortas, y habían muchas más, como para poner a tu víctima de diferentes formas, enfrente de la pared con cadenas se encontraba con sofá verde esmeralda con una luz que colgaba abajo, se miraba algo antiguo pero en buenas condiciones, ese sofá te daba más vista perfectas para que puedes apreciar la tortura y depravación de tu víctima. Entre a la habitación mientras escuchaba las puertas cerrarse detrás de mí hasta que chirrido de estas fue silenciado por un fuerte portazo, al llegar a la pared de las cadenas la tira contra el suelo lastimado más su magullado cuerpo solo amarre sus piernas ya que sus brazos estabas destrozados.

—Su hubieras sido buena, no tendríamos que hacer esto y disfrutarías de otros placeres... —Dije acercándome peligrosamente a su oreja, susurrando y mordiendo levemente la zona— ¿qué pasó? ¿No te gusta?, porque si es así, las cosas no van a mejorar —reí con mi voz grave—

—N-no es eso... lo lamento

—Mm, muchos errores y necesitas más disculpas.

Como la vez anterior puse una cadena en su cuello, esta es más gruesa y la dejé bien ajustada. Me dejé caer en el sillón, puso mi pierna una arriba de otra en una pose dominante, dos de mi brazos en el lomo del sofá mientras los otros dos estaban cruzados.

—Mira, allá a la derecha de la habitación.

Narra Tn

Ante su orden voltee, toda la pared estaba cubierta de armas de tortura desde látigos normales, hasta látigos con púas, fajas, reglas, regla de metal, cuchillos de diferentes tamaños, cinturones paralizantes entre otros objetos. El corazón me empezó a latir fuertemente.

Está bien, cálmate, te lo mereces, no debiste hacerlo.

—¿Por qué esa cara?, probablemente piense que es mucho por un solo beso, pero no olvides que aquí mando yo, y lo que es mío no se toca —sonríe ampliamente con un toque de maldad en su expresión—

Todo la figura de Sukuna seguía manchada con la sangre de Rei, parecía no molestarle tener sangre. El me mira fijamente con esa mirada roja y penetrante.