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Capitulo 26

Narra Tn

Habían pasado unos días, desde que llegamos al palacio nuevamente, desde ese entonces Sukuna se miraba muy disgustado por la llegada de kenjaku, durante el día se las pasaban discutiendo sobre la división del mundo, Kanjaku demostraba su claro descontento ante las tierras que le tocaron, pasaron así desde que llegamos. Hasta que un día que las discusiones se volvieron amenzas y llegaron a violencia, ese día casi se matan ahí pero por suerte no pasó a mayores, en ese momento Sukuna solo rio, y aceptó ceder ante la petición de Kenjaku, eso sorprendió a los presentes.

—Está bien, acepto tu protesta...—Dice con una sonrisa pícara—.

—¿Hablas en serio?, ¿el rey de las maldiciones acaba de ceder?

—Si, ahora lárgate de mi palacio.

El ambiente era tenso a pesar de que ambos intentaban disimular su gran ira contenida, kenjaku se rio para después irse. Sukuna se volteó a mi y me miró fijamente, se empiezo a acercar y me tomó de la cintura.

—¿Que sucede?

—Cállate, se mi esclava sumisa...

El tomándome de la cintura me obligó a seguirlo hasta que terminamos en un cierto que no era nuestro, me tiró a la cama y empiezo a desabrochar mi short mientras maldecía cosas en vos baja después lo bajo de un empujón llevándose mi ropa interior con el. El observa mi vagina,
Mientras no deja de maldecir cosas sobre kenjaku, pone su mano en mi vientre y empieza a subir para dejar descubierto mis pechos, de un momento a otro la puerte es tocada.

—¡Lárgate!

—¡Ah!, s-si señor —Dice con una voz temblorosa—.

El se acerca a mi pecho y empieza a lamer mi pezon mientras no deja de maldecir a kenjaku, su agarre lleno de iré me demuestra que decirle algo será inútil, el pone una de sus manos bajo mi espalda arqueandola para quedar más a su disposición, el resto de sus manos bajo hasta su kimono para desnudarse.

Narra Sukuna

No puedo parar de lamer su duro pezon, lo único que necesito para calmarme es el cuerpo de mi esclava, tenerle me hace sentir ese sentimiento de posesión y pertenencia. Bajo mi mano hasta sacar mis dos pollas que no tardan en reaccionar a su cuerpo, separa sus piernas , su vagina ya está palpitando, deseándome, introduzco las dos en su vagina, ella gime en repuesta, me acerco a su boca y la empiezo a besar sin soltar ningún momento su lengua mientras la saliva se escurre de su boca, mi pelvis choca contra su orificio con fuerza. Cada vez lo dejo más grande, puedo sentir lo mucho que su cuerpo me desea, aumentó mi velocidad para escuchar como su cuerpo termina de ceder, veo como pierde la autonomía de sus ojos mientras follo con burstalidad.

Vamos cede más...

No puedo detener esta fuerte velocidad, mi pelvis no deja de impactar contra ella, los ruidos que provoca son seco pero muy fuertes, seguido de eso está el choque de mis testículos contra su exterior, ella me entrelaza sus brazos al rededor de mi mientras ambos nos acercamos al clímax hasta finalizar su cuerpo se arquea aún más mientras suelta un gemido fuerte y cae desplomada sobre la cama.

—Espero que no estés cansadas, aún tengo mucha ira que expulsar dentro de ti.

La tomo de los brazos y la dejo caer sobre mi abdomen, por inercia sus brazos me entrelazan.