En una remota isla habitada por pocos, Tn trabaja en la tienda de sus padres, sintiéndose atrapada en una vida monótona y predecible. Su rutina cambia drásticamente cuando un barco pirata ancla en la costa y, tras un encuentro inesperado, Tn es recl...
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Necesitaba tranquilizarme. Sabía que sus acciones habían sido para salvarme, pero el peso de que la vida de alguien hubiera terminado por mi culpa era abrumador.
A pesar de que a Zoro parecía no importarle, para mi era insoportable. Intenté actuar con normalidad al llevarle el desayuno esa mañana, tratando de ocultar mi miedo tras aquel consejo. Sin embargo la idea de que volviera a pasar algo parecido me aterrorizaba.
Me adentré en la habitación y me senté en el borde de la cama, cerrando los ojos. Recordé las palabras de mi madre: "Hija, cierra los ojos y cuenta hasta diez. Respira profundo y deja que el aire te llene."
Tardé unos minutos en poder volver a la normalidad, después de eso, me quedé dormida.
Y aún que horas después me desperté, seguí con los ojos cerrados hasta que alguien tocó mi puerta.
-¿Tn?- Nami abrió la puerta, entrando a mi habitación.- Me lo ha contado todo.
Yo suspiré.- Vaya, para eso si habla.- Dije riéndome sin gracia.
-Él... Mira... Yo sé que no habéis empezado con buen pie, pero si ha decidido salvarte es por algo.- Nami se acercó hacia mi cama dentándose a mi lado.- Es una persona difícil de llevar y aún que no se sepa explicar, ni sepa cómo mantener una conversación, no se arrepiente de haberte salvado.
-Es que no es eso.- Le contesté.- Zoro no es el problema, no le tengo miedo a él, tengo miedo a que vuelva a pasar algo así.
-Tn, todo pasa por algo, la muerte de ese hombre no es tu culpa, él se lo buscó.- Ella me agarró de la mano.
-Nami, siempre hay otra alternativa.- Contesté triste.
-No siempre existe otra salida. Si el Marimo hubiera visto otra alternativa la habría elegido.- Yo le sonreí.- Vamos a la cubierta, habla con él.
-No se si estoy preparada para eso.- Comenté en bajo.
-Zoro puede ser un amargado, pero no es mala persona, dale una oportunidad.
Yo dudé, pero al final acabé aceptando, no quería pasarme el resto de mi tiempo con ellos ignorando a alguien al que tendría que ver todos los días.
Nami venía detrás mío, subiendo las escaleras de la cubierta, y cuando vi al peli verde ahí parado, me giré a ver si ella estaba, encontrándome de nuevo sola, en el mismo sitio que él.
Zoro estaba apoyado la barandilla de la cubierta, yo subí las escaleras del todo haciendo que el suelo chirriante sonara.
-¿Que haces aquí?- Me preguntó sin mirarme.
-Has hablado con Nami.- Dije acercándome a él.
-Maldita pelirroja.- Dijo chasqueando la lengua.
-Siento haberme puesto así.- Susurré cuando llegue a su lado.- Debería de haberme callado, y darte las gracias.
