En una remota isla habitada por pocos, Tn trabaja en la tienda de sus padres, sintiéndose atrapada en una vida monótona y predecible. Su rutina cambia drásticamente cuando un barco pirata ancla en la costa y, tras un encuentro inesperado, Tn es recl...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
-¿Eh?- No lo había dicho en alto estaba segura.
-Has dicho algo.- Dijo acercándose a mi.- Algo sobre mi espalda.
-No he dicho nada...- Susurré.
-Si lo has dicho, te he escuchado.
-¿Y si lo has escuchado para que preguntas?- Pregunté, arrepintiéndome.
-Porque quiero que lo repitas, quiero que me lo repitas a mi.- Yo bajé la mirada sin saber que responder.
-No he dicho nada malo.
-Me sorprende que pienses que si.- Zoro levantó mi mentón.- Repítelo, quiero escucharte.
-No.- mejillas parecían que iban a explotar de lo rojas que estaban.
-Si tienes el valor de pensarlo, ten el valor de repetirlo.
-No entiendo para que.- Contesté intentando librarme de él.
-No te conviene fijarte en mi.- Dijo haciendo presión en mi barbilla obligándome a mirarlo a los ojos.
-No pensaba hacerlo.- Mentí.
-¿Vas a negarme lo que has dicho?
-No.
-Entonces admite lo que has dicho.
-No.
-Repítelo.
-He... He dicho que me gusta tu espalda.- Dije volviendo a quitar mi mirada de la suya.
-No quiero que vuelvas a fijarte en mi.- Zoro soltó bruscamente mi mentón.
Yo me quedé un rato quieta, la vergüenza que había sentido no era normal, en cuanto sentí que tenía piernas, huí de allí sin decir nada.
Me dirigí a mi cuarto y cerré la puerta detrás de mi, agarré las cosas que necesitaba para poder ducharme y salí disparada al baño intentando no cruzarme con él.
Me metí en la ducha, puse el agua fría para intentar bajar la temperatura en mi.
Las gotas frías en mi hicieron contraste con mi piel caliente, froté mi piel lo máximo que pude, quería quitarme la vergüenza en mi de cualquier manera, aún que eso no tuviera sentido.
Cuando salí envolví mi cuerpo en una toalla, y mi pelo en otra. Me cambié y peiné mi cabello castaño.
Salí de nuevo del baño corriendo, y por el pasillo intenté volver a evitar encontrarme con él, intento fallido, me choqué con alguien, y cuando subí la mirada estaba ahí, sin la camiseta, mirándome desde lo alto.
-Lo siento...- Susurré cogiendo mis cosas, que se me habían caído al suelo.
Volví a mi habitación, roja como un tomate y dejé todo allí, después me dirigí a la cubierta y pregunté a todo el mundo por Nami.
