En una remota isla habitada por pocos, Tn trabaja en la tienda de sus padres, sintiéndose atrapada en una vida monótona y predecible. Su rutina cambia drásticamente cuando un barco pirata ancla en la costa y, tras un encuentro inesperado, Tn es recl...
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¿Que si Luffy se duchó? Si. ¿Se intentó escaquear? También.
Cuando Luffy salió de la habitación después de darle el gel de coco, lo vi subir a la cubierta.
-¿A donde crees que vas?- Le pregunté cuando le vi sentarse en el suelo.
-Iba a descansar.- Me contestó sonriente.
-Clari que vas a descansar.- Hice una pausa antes de agarrarle de la camiseta y obligarlo a levantarse.- ¡En la ducha!
-Pero...
-Ni rechistar.
Luffy agachó la cabeza bajando las escaleras de nuevo, de vez en cuando me echaba una mirada para ver si me había ido, claro que, no iba a hacerlo.
-¿Vas a entrar conmigo?
-¿No?- El muchacho entró al baño y cerró la puerta.- Cuando salgas, quiero verte con el pelo mojado, y voy a tocar la toalla.
Después de eso me di la vuelta y subí a la cubierta, y me acerqué a Usopp, que estaba arreglando algo mientras murmuraba algún quejido.
-Siempre yo... Arregla esto, arregla lo otro... Y mientras tanto ¿ellos que?- Decía.
-¿Usopp?
-Oh... Tn... Hola.- Sonrió.
-¿Que haces?- Pregunté.
-Pues, Nami a tirado a Sanji al suelo contra el timón, y como ves, lo estoy arreglando yo, como siempre. Porque Zoro, está dormido, como siempre también.- Señaló al peliverde quien estaba apoyado en las vallas del barco echándose la siesta.
-¿Necesitas ayuda?- Pregunté con una sonrisa.
-¿Sabes arreglar timones?- Preguntó mirándome.
-No. Pero mi padre.- Aparté su mano.- Me enseñó que los destornilladores, tienen pintas distintas. Y tu, estás usando una punta estrellada para un tornillo que necesita una punta plana.
-Por eso no entraba.- Susurró.
-Claro.- Sonreí.- ¿Donde tienes las puntas?
Usopp señaló una bolsa y yo me acerqué sancando la punta que necesitábamos.- ¿Puedes hacerlo tú?
-Anda vete, ya lo hago yo.
-¡Gracias! Eres la mejor.- Me dio un beso en la mejilla y se fue.
-Vaya, no sabía que te gustasen los mentirosos.- Comentó una voz detrás de mi.
-¿Como me va a gustar Usopp?- Respondí sin levantar la vista.
-Entonces, ¿porque le dejas darte un beso?- La voz adormilada volvió a hablar.