En una remota isla habitada por pocos, Tn trabaja en la tienda de sus padres, sintiéndose atrapada en una vida monótona y predecible. Su rutina cambia drásticamente cuando un barco pirata ancla en la costa y, tras un encuentro inesperado, Tn es recl...
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Las manos de Zoro seguían sobre mi cintura mientras aquella voz suave preguntaba por él.
Zoro inmediatamente se separó del todo soltando mi cuerpo y puso cara de confusión.
-¿Chopper?- preguntó.
Y entre las sombras de la puerta apareció un animal pequeñito, mi cara se puso blanca, ¿era un reno? ¿su nariz era azul? y lo más importante, ¿hablaba?
-No sabía que tenías novia.- Dijo acercándose al peli verde corriendo.
Se lanzó a sus brazos y mi cara de confusión era obvia.
-Bájate- respondió Zoro quitándoselo de encima- y no es mi novia.- Finalizó serio.
-¿Y porque la besabas?
-Y a ti que te importa.- Volvió a responder.
No estaba entendiendo su actitud, ¿ahora iba a volver a ser insoportable conmigo?
-¿Podríais dejar de hablar de mi como si no estuviera delante?- intervine.
El reno se me quedó mirando desde abajo, y me sonrió.
-Soy Chopper, ¿como te llamas? eres muy guapa.
-Gracias- sonreí y Zoro rodó los ojos.- Soy Tn, tú también eres muy mono Chopper.
Cuando dije eso sus ojos brillaron de alegría.- ¿De verdad?
-Claro.- Sonreí.
-Si dejáis de mandaros amor mejor- interrumpió Zoro- vamos al barco, ya ha sido suficiente entretenimiento. ¿Vas a venir o te vas?- Preguntó mirando al animal.
-Voy.
El camino hacia el barco fue entretenido, olvidé lo que había pasado con Zoro, quería saber quien era aquel animal y porque venía con nosotros.
Tuvimos que ir con cuidado de no encontrarnos con alguien y Zoro fue quien llevó el libro, mientras Chopper me decía que era uno más de la tripulación, pero después de un tiempo navegando algunos de los que faltaban se habían ido de vacaciones, por llamarlo de alguna manera.
Él se había enterado de que pasaríamos por allí, cosa que no quise preguntar como había descubierto.
El ambiente se tornó más ligero mientras Chopper y yo intercambiábamos palabras, y Zoro se mantenía a la retaguardia, con su habitual expresión seria. Me sorprendía lo rápido que me sentía cómoda con el pequeño reno. Su curiosidad y alegría eran contagiosas.
—¿Y qué más puedes hacer, Chopper? —le pregunté mientras caminábamos entre sombras, tratando de mantener una conversación amena.
—¡Puedo transformarme! —exclamó con entusiasmo—. Soy un médico, así que tengo que saber un poco de todo. También tengo algunas habilidades especiales.
