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𖹭 𔘓 𖹭
Las conversaciones de Jennie se resumían en pequeñas y cariñosas peleas que empezaban siempre con un: ''Eres tierna'' por parte de Lisa, la manzana de la discordia siempre la ponía Jennie con un ''Tu más''.
Peleas que siempre terminaban en un coqueteo que ya ni siquiera era disimulado. Las miradas y sonrisas, aunque no se podían ver a través de la pantalla y aunque fuese algo complicado que hablasen por la diferencia horaria; lo seguían haciendo.
No conocían sus rostros, pero era como si supiesen como eran. Como si no se hubiesen conocido por wattpad y hablaran por twitter.
Cada mensaje, cada emoji, cada palabra parecía resonar con una familiaridad que desafiaba la distancia física.
Cuando Lisa escribía un "Eres tierna", Jennie solía responder con un "Tú más" acompañado de un emoticono de guiño, como si sus ojos pudieran hacerle cosquillas a Lisa a través del teclado. A pesar de la pantalla que los separaba, el calor en sus mensajes y la chispa en sus palabras creaban un vínculo palpable.
Las conversaciones nocturnas se convirtieron en su ritual favorito, un espacio donde podían dejarse llevar por la complicidad de sus bromas y el entusiasmo de sus coqueteos. Aunque no conocían los detalles físicos la una de la otra, sentían que sus almas se estaban revelando con cada intercambio, como si ya supieran lo suficiente para imaginarse el toque de las sonrisas y el brillo en los ojos que se ocultaban tras los mensajes.
Las noches en que hablaban se llenaban de una sensación de cercanía que desafiaba la distancia, como si, a través de sus palabras, hubieran encontrado una manera de estar juntas, incluso sin poder verse. Las diferencias horarias y la barrera de la pantalla solo parecían hacer su conexión aún más especial, un pequeño secreto compartido en la vastedad de la red.
Lisa solía reír con una mezcla de diversión, burla, ternura y cariño cada vez que Jennie tenía cierto comportamiento infantil. Cuando le mostraba ciertas tonterías que quisiese comprar o la obsesión de Jennie por Harry Potter.
Cada que le hablaba de esas cosas, parecía niña pequeña en dulcería.
Cada vez que Jennie compartía alguna de sus pequeñas pasiones, Lisa sentía que conocía un poco más sobre ella, como si las palabras que intercambiaban fueran piezas de un rompecabezas que se iba ensamblando lentamente. A veces, cuando Jennie hablaba de sus obsesiones, Lisa podía casi oír el brillo en su voz, el destello de alegría que llegaba a través de la pantalla.
Ambas parecían tener la habilidad de imaginarse los olores y las sensaciones del otro, un don extraño pero encantador. Jennie podía visualizar el aroma de Lisa, y a veces incluso podía sentirlo, como una memoria olfativa que se había grabado en su mente. Era una sensación tan vívida que la hacía sonreír estúpidamente cada vez que pensaba en ella.
Esa tarde, mientras escribía a Lisa y escuchaba música, Jennie sintió una mezcla de emoción y paz. La otra chica le agradaba mucho, la hacía sentir como no se había sentido en meses, quizás incluso más viva. Las melodías que sonaban de fondo parecían acompañar y realzar la alegría que sentía al interactuar con Lisa, como si cada nota musical fuese un reflejo de la conexión especial que compartían.
