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𖹭 𔘓 𖹭

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𖹭 𔘓 𖹭

Jennie leía el mensaje de Lisa en la pantalla y creía nunca haber estado tan ofendida en sus diecinueve años de vida.

Jennie leía el mensaje de Lisa en la pantalla y sentía cómo su pecho se llenaba de indignación. Las palabras de Lisa resonaban en su mente, haciéndola fruncir el ceño. No podía creer que Lisa hubiera dicho eso, y aunque sabía que probablemente no era su intención herirla, Jennie se sentía profundamente ofendida.

¿Cómo podía Lisa, de todas las personas, decir algo tan... tan increíblemente insensible?

Jennie apretó los labios, sus manos temblaban ligeramente sobre el teclado mientras releía el mensaje una y otra vez, buscando una explicación lógica. Pero no importaba cuánto lo intentara, la sensación de malestar no desaparecía.

Ese día, Jennie no tenía clases. Por lo cual, se duchó y se volvió a poner su pijama de Winnie Poh. En su momento, le dijo a Lisa que quería donas, pero que no podía salir en pijama.

Y ahora leía muy ofendida el mensaje:

—Levántate, perra gandula JAJAJAJAJ—de Lisa.

Jennie bufó, sus mejillas enrojecidas por una mezcla de molestia y vergüenza. Sabía que Lisa tenía un sentido del humor peculiar, pero esto era demasiado. Para empezar, ella no tenía idea de qué diablos era ''perra gandula''. Pero lo que le ofendía era realmente, que le había dicho perra.

—SON LAS DIEZ DE LA MAÑANA AQUÍ, CHICA NO ME JODAS—escribió Jennie, sus dedos presionando las teclas de la computadora casi con agresividad. Obviamente en mayúsculas para que se entendiera que estaba gritando y que estaba enfadada.

El mensaje salió disparado, y Jennie cruzó los brazos frente al ordenador, mirando la pantalla mientras esperaba la respuesta de Lisa. Sabía que Lisa estaba bromeando, pero la falta de tacto en ese momento era frustrante. Jennie miró su reflejo en la pantalla, su expresión era una mezcla de fastidio y resignación.

Unos segundos después, la respuesta de Lisa llegó.

—JAJAJAJAJ, no me grites, que lloro—advirtió Lisa, juguetona.

Jennie arrugó la nariz y pensó ''espero que llores, tonta''.

Jennie apretó los labios mientras leía la respuesta de Lisa. La imagen de Lisa, tan despreocupada y juguetona como siempre, le irritaba más de lo que quería admitir. ¿Cómo podía tomarse todo tan a la ligera? Jennie no sabía si reírse o lanzar la computadora al otro lado de la habitación.

Lo cual obviamente no hizo, su computadora era importantísima para ella.

Suspiró, dejando que sus dedos recorrieran el teclado una vez más.

—Tu me has llamado perra gandula—escribió Jennie con veneno.

Jennie se quedó mirando la pantalla después de escribir su último mensaje, sintiendo cómo la frustración aún la invadía. Lisa podía ser adorable y juguetona, pero a veces no sabía cuándo detenerse. Y esta vez, había cruzado una línea. "Perra gandula". Las palabras seguían rebotando en su mente, como si no pudiera soltarlas.

Distance - Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora