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Jennie se levantó al día siguiente con la garganta reseca y se paró casi corriendo para beber agua. Su madre le tomó la temperatura y ya no tenía fiebre, así que se dedicó a tender su cama y luego volver a dejarse caer en ella. Abrió la computadora, abrió su chat con Lisa y una sonrisa suave se dió lugar en sus labios.
Se dejó caer en la cama nuevamente, con una mezcla de alivio y curiosidad, mientras su computadora se encendía. El chat con Lisa seguía abierto, y al ver la notificación de mensajes nuevos, su corazón dio un pequeño vuelco.
Lisa había visto el dibujo.
Jennie no pudo evitar sonreír con anticipación mientras abría los mensajes.
—JENNIE, LO ADORO MUCHO—decía el mensaje junto con unas caritas llorando.
Y Jennie no lo vió, pero cuando Lisa vió el dibujo quedó en shock y automáticamente lo puso de fondo de WhatsApp. Lisa no se esperaba lo bien que Jennie dibujaba.
Lisa, tan expresiva y genuina, siempre hacía que los esfuerzos de Jennie valieran la pena.
—Mi amor—escribió Jennie—. Ojalá poder haber visto tu reacción, pero ayer me subió fiebre como a las nueve de la noche JAJAJAJA—admitió Jennie—. Me terminé durmiendo por lo mismo.
Lisa respondió rápidamente, preocupada pero también mostrando su típico humor.
—Ay, mi bebé. ¿Cómo estás ahora?—preguntó.
Jennie sonrió al leer la respuesta de Lisa. Siempre tan cariñosa y preocupada, su mensaje le dio una sensación de calidez.
—Ya estoy mucho mejor—escribió Jennie—. Mi mamá me tomó la temperatura esta mañana y ya no tengo fiebre, solo me siento un poquito débil todavía. Pero nada grave.
Lisa frunció su ceño.
—¿Te has resfriado?—cuestionó Lisa, preocupada.
Jennie sonrió suavemente.
—No, no, para nada. Solo que ayer empecé a sentirme muy débil, mi madre me tomó la temperatura y tenía mucha fiebre. Pero estoy bien—tranquilizó Jennie.
Lisa soltó un suspiro de alivio al leer el mensaje de Jennie, aunque aún se notaba su preocupación.
—Menos mal que ya te sientes mejor. No sabes lo preocupada que me dejaste por un momento—respondió Lisa, acompañando el texto con unos corazones y caritas preocupadas.
Jennie sonrió al ver los emojis y cómo Lisa siempre se preocupaba tanto por ella.
—No quería asustarte, pero ya estoy mucho mejor, de verdad. Solo me falta recuperar un poco de energía, pero nada que un par de días de descanso no arreglen—contestó Jennie, tratando de tranquilizarla.
Lisa, sin embargo, seguía insistiendo con dulzura.
—Bueno, eso significa que me tendrás que prometer que descansarás mucho, ¿vale? Y si necesitas algo, lo que sea, me avisas. Me da igual si es solo para hablar o para enviarte memes para que te rías un rato.
Jennie rió entre dientes al leer el mensaje, sintiéndose más ligera y agradecida por el apoyo constante de Lisa.
—Prometo descansar—respondió Jennie—. Y si necesito memes o tu compañía, serás la primera en saberlo.
Lisa, fiel a su humor, respondió con emojis de aplausos y caritas orgullosas.
—Así me gusta, mi amor. Siempre tan obediente. Pero en serio, cualquier cosa, aquí estaré. Te extraño un montón, ¿sabes?
Jennie sintió un calor en su pecho al leer esas últimas palabras. A pesar de la distancia y de estar recuperándose, Lisa siempre lograba hacerla sentir mejor.
—Yo también te extraño, mucho más de lo que imaginas—escribió Jennie con un corazón—. Ojalá pudiera abrazarte ahora.
Lisa contestó casi al instante:
—Pronto, bebé, pronto. Y cuando lo haga, no voy a soltarte por nada del mundo.
Lo que Lisa no sabía exactamente, es que cuando la abrazara, Jennie no le iba a permitir soltarle.
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