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𖹭 𔘓 𖹭
Jennie chillaba de felicidad mientras seguía hablando con su ahora novia: Lisa.
La emoción de finalmente ser oficial con Lisa era indescriptible, pero, junto a esta dicha, aparecía un leve temor que no podía ignorar.
Por mucho que le doliera admitirlo, había una sombra de duda que la seguía. Había aprendido, con el paso del tiempo, a ser cautelosa con sus sentimientos.
Demasiadas veces, cuando se había permitido encariñarse con alguien, las cosas habían acabado mal. Personas que significaban mucho para ella terminaban desapareciendo de su vida, dejándola con una sensación de vacío que temía volver a experimentar.
Lisa era diferente, o al menos eso deseaba con todo su corazón. Pero aquel miedo, tan profundo y enraizado, era el mismo que la había llevado a construir una muralla alrededor de sí misma, y a mantener pocas relaciones cercanas. Quizás por eso no tenía casi amigos; había aprendido que a veces era mejor mantenerse a una distancia segura, donde nada doliera tanto.
Su piel se erizaba recordando la más reciente experiencia. Recordaba, no solo la sensación de incertidumbre por no saber exactamente lo que había pasado, sino también como sus lágrimas corrieron un poco la tinta de la carta y como estuvo tan mal, que se hizo un corte significativamente profundo cerca del centro de su brazo gracias al arranque de emociones que tuvo.
No quería volver a vivir algo así, nunca más. Esta vez quería que fuera diferente, quería aferrarse a la esperanza de que con Lisa, los finales trágicos no eran inevitables. Lisa le daba motivos para creer en un amor que no terminara en pérdida.
Sin embargo, la cicatriz en su brazo parecía advertirle, recordándole que bajar la guardia podría llevarla a revivir ese dolor. La tensión entre el deseo de abrirse completamente y la necesidad de protegerse se volvía palpable. A medida que se adentraba más en esta relación con Lisa, sabía que tendría que encontrar un equilibrio, aprender a confiar nuevamente, pero siempre con la precaución de no dejarse llevar demasiado.
Tembló ligeramente, estaba en una especie de limbo mental. Pensaba en que realmente quería abrir su corazón, pero temía muchísimo que al hacerlo, terminara por desangrarse.
Tembló ligeramente, atrapada en una especie de limbo mental. En su mente, los pensamientos se entrelazaban, formando un torbellino de anhelos y temores. Realmente quería abrir su corazón, pero la idea de hacerlo la llenaba de miedo. Cada vez que pensaba en dar ese paso, se imaginaba desangrándose, vulnerable y expuesta, como una herida abierta.
En medio de esa confusión, se aferró a la imagen de Lisa. La risa de Lisa, su voz suave, la forma en que sus ojos brillaban con una luz cálida. Todo eso le daba fuerza. Quizás esta vez sea diferente, pensó, aunque el eco de sus inseguridades aún resonaba en su interior.
Con un suspiro profundo, decidió que lo intentaría. Estaba dispuesta a arriesgarse, a luchar contra esos miedos que la habían mantenido cautiva. Sabía que el camino no sería fácil, pero al mirar a Lisa, sentía que tal vez merecía la pena intentarlo. Tal vez, solo tal vez, este amor podría sanarla en lugar de lastimarla.
