𝐒𝐥𝐞𝐞𝐩𝐨𝐯𝐞𝐫 𝐚𝐧𝐝 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐞𝐬𝐬𝐢𝐨𝐧𝐬

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Llegamos al dormitorio de la peliblanca en donde pasaríamos la noche, era casi tan blanco como las rosas blancas. Tenía una estantería llena de libros, una chimenea, un sofá con pequeños sillones a los costados a juego y una mesita de té, donde se apoyaba un juego de ajedrez. Su cama era enorme y estaba bien ordenada, había una armadura de gran tamaño junto a una ventana con un sofá debajo que apuntaba al campus, además de tener un balcón con vista a la Isla y otros reinos.

—Esto si que es vida — Ryan corrió y se arrojó sobre la cama de sábanas blancas. Reí para luego copiar su acción. 

— ¡Maeve y yo dormiremos del lado de la cabecera! — dije rápidamente. Cuando hacíamos pijamadas los tres, Maeve y yo recostábamos nuestras cabezas de un lado, y Ryan se recostaba a la inversa de nosotras, así entrábamos mejor.

— ¡Oye, eso no es justo! ¿Por qué yo siempre tengo que ir del revés? Además, no quiero oler sus pies en la noche — el último comentario nos hizo reír. Nuestra amiga se recostó a nuestro lado y habló con obviedad y en tono bromista.

— Porque eres hombre. Y tampoco es lindo dormir con tus pies junto a mi cabeza. Si no quieres dormir con nosotras en la cama suave y acolchonada, siempre puedes hacerlo en el sofá. — ella apuntó al sofá delante del juego de ajedrez, en el cual solo dos personas podían sentarse. Y, considerando que el es un par de pies más alto que nosotras, su cuerpo con suerte entraría a la mitad.

No tardó ni dos segundos en responder al ver su única opción. — Saben qué, pensándolo bien, dormiré en la cama —reímos juntas, claro que no querría dormir allí cuando podía hacerlo en una cama que parece el descanso de ángeles.

Con Ryan nos levantamos a acomodar nuestras cosas, desde nuestros pijamas hasta la ropa que usaríamos mañana. Maeve salió del baño utilizando un pijama en conjunto blanco con rosas, también blancas, con bordes negros. Minutos después, Ryan ya se había puesto su pijama color negro con dibujos de un sol y linternas flotantes. Por último, mi pijama se basaba en un color verde con dibujos de sapos que llevaban una corona en la cabeza, al igual que mi papá años atrás.

— Damas y caballeros, los pijamas en conjunto vuelven a hacer su aparición — la peliblanca habló, en una fingida reverencia. En cada pijamada que hacíamos de niños, siempre utilizábamos pijamas en conjunto que representen a nuestros padres. Chad solía usar uno celeste con dibujos de los tacones de cristal, Audrey usaba un pijama rosa con pequeñas estrellas de colores azul, verde y rojo, y Ben utilizaba un conjunto azul oscuro con rosas y coronas en él. Definitivamente, esos eran los mejores días. Pero, aún si ya no nos juntamos como antes, seguimos preocupándonos por el otro.

La chica dió un salto hasta caer en la cama de piernas cruzadas, apoyando sus manos en sus rodillas. — ¿Y bien, quién confesará primero? — uno de nuestros juegos favoritos era uno al que llamábamos "confesiones." ¿Original, cierto? Decíamos lo que en público o con otros no podríamos. También era un método para desahogarnos ya que, más de una vez, han habido llantos por esto. — Bien, comenzaré yo — pareció pensar un segundo en que dirá hasta que volvió a hablar. — Resulta ser que al fin me dieron permiso de pasar un tiempo con el sombrerero. Dijo que me enseñaría a cocer y a crear sombreros —

— Eso es grandioso, Maeve. ¡Felicidades! — Ryan y yo sabíamos el cuanto adoraba la chica al hombre que confeccionaba sombreros. Al igual que el tío Louis para mi, él era un tío para ella.

— Ryan, tu turno — miramos al chico negar y nuestras caras se volvieron de confusión.

— Yo ya confesé en el momento en el que les dije sobre mi coronación — nos miramos atónitas.

𝘋𝘪𝘨 𝘈 𝘓𝘪𝘵𝘵𝘭𝘦 𝘋𝘦𝘦𝘱𝘦𝘳 | 𝑯𝒂𝒓𝒓𝒚 𝑯𝒐𝒐𝒌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora