El sonido de los golpes en la puerta resonó nuevamente, sacando a Wednesday de sus pensamientos. Al abrir, se encontró con Enid, empapada por la lluvia torrencial, sus ojos llenos de lágrimas. La visión de Enid en ese estado hizo que el corazón de Wednesday se acelerara, pero antes de que pudiera reaccionar, Enid la agarró y la besó apasionadamente.
El beso fue desesperado, cargado de emociones contenidas. Wednesday sintió el calor de los labios de Enid, la urgencia en su toque. Sus lenguas se entrelazaron en una danza frenética, explorándose mutuamente con una intensidad que Wednesday nunca había experimentado. La lluvia seguía cayendo con fuerza afuera, pero dentro de la casa, el mundo parecía detenerse.
Mientras se besaban, se movieron lentamente hacia el interior de la casa, tratando de no tropezar con nada en su camino. Los dedos de Enid se aferraban a la ropa de Wednesday, como si temiera que ella pudiera desaparecer en cualquier momento. Cada paso que daban, cada roce de sus cuerpos, aumentaba la tensión entre ellas.
El beso no terminaba, y cada segundo que pasaba, Wednesday sentía cómo su corazón latía con más fuerza. La confusión que había sentido con Tyler se desvanecía, reemplazada por una claridad abrumadora. Enid estaba allí, en sus brazos, y nada más importaba. La sensación de los labios de Enid contra los suyos, la suavidad de su piel, el sabor de la lluvia mezclado con sus lágrimas, todo se combinaba en una sinfonía de sensaciones que la abrumaban.
Finalmente, se detuvieron, ambas respirando con dificultad. Enid la miró con ojos llenos de dolor y desesperación, y Wednesday sintió una oleada de emociones que no podía ignorar. La lluvia seguía golpeando las ventanas, y los relámpagos iluminaban el cielo, pero dentro de la casa, solo existían ellas dos.
Wednesday levantó una mano y acarició suavemente la mejilla de Enid, limpiando las lágrimas que aún caían. "¿Qué pasó?" preguntó en un susurro, su voz apenas audible sobre el sonido de la tormenta.
Enid sollozó y se aferró a ella con más fuerza. —No podía soportarlo más, —murmuró. —No podía seguir fingiendo. Te necesito, Wednesday.—
Las palabras de Enid resonaron en el corazón de Wednesday, y por primera vez, sintió que todo tenía sentido. La atracción que había sentido por Enid, la conexión profunda que compartían, todo se aclaraba en ese momento. La abrazó con fuerza, prometiéndose a sí misma que no dejaría que nada ni nadie las separara.
Sin decir una palabra, Wednesday inclinó la cabeza y sus labios encontraron los de Enid en un beso ardiente nuevamente. Al principio, el contacto fue suave, exploratorio, pero rápidamente se volvió más profundo y apasionado. Las respiraciones de ambas se entremezclaron, volviéndose más pesadas y urgentes a medida que el beso continuaba.
Las manos de Wednesday comenzaron a moverse, recorriendo el cuerpo de Enid con una mezcla de delicadeza y deseo. Sus dedos se deslizaron por la cintura de Enid, subiendo por su espalda y luego bajando por sus costados, cada movimiento encendiendo una chispa de electricidad entre ellas. Wednesday podía sentir la piel de Enid bajo sus dedos, suave y cálida, y cada contacto solo aumentaba su deseo de hacerla suya en ese mismo momento.
Mientras sus labios seguían unidos, el mundo a su alrededor parecía desvanecerse, dejando solo la sensación de sus cuerpos entrelazados y el ritmo de sus corazones acelerados. Wednesday sabía que este momento era suyo, que la conexión que sentían era inquebrantable y que, por ahora, nada más importaba.
Wednesday sintió que el fuego en su interior crecía con cada segundo que pasaba. Sus labios se movían con una urgencia creciente contra los de Enid, explorando y reclamando cada rincón de su boca. Las manos de Wednesday se volvieron más atrevidas, deslizándose por los brazos de Enid, acariciando sus hombros y luego descendiendo lentamente por su pecho, sintiendo el latido acelerado del corazón de Enid bajo sus dedos.
Enid respondió con igual fervor, sus manos entrelazándose en el cabello oscuro de Wednesday, tirando suavemente mientras su cuerpo se arqueaba hacia adelante, buscando más contacto, más cercanía. Los suspiros y gemidos entrecortados se mezclaban con el sonido de sus respiraciones pesadas, creando una sinfonía de deseo que llenaba el aire a su alrededor.
Wednesday dejó que sus manos continuaran su exploración, bajando por la cintura de Enid, aferrándose a sus caderas y acercándola aún más. Cada movimiento, cada roce, encendía nuevas llamas de pasión, y la urgencia de Wednesday se volvía casi insoportable. Quería más, necesitaba más. Quería sentir cada centímetro de Enid, perderse en ella por completo.
El beso se volvió más profundo, más intenso, sus lenguas entrelazándose en una danza apasionada. Wednesday podía sentir el deseo de Enid respondiendo al suyo, reflejando la misma necesidad ardiente. Las manos de Wednesday se movieron hacia arriba, acariciando el cuello de Enid, su mandíbula, sus mejillas, como si intentara memorizar cada contorno, cada curva.
Finalmente, Wednesday se apartó ligeramente, sus ojos encontrándose con los de Enid, sus respiraciones entrecortadas llenando el espacio entre ellas. Había un brillo de desafío y deseo en sus ojos oscuros, una promesa de que esto era solo el comienzo.
—Enid— susurró Wednesday con voz ronca, —no sabes cuánto te deseo. Quiero hacerte mía, aquí y ahora. — Sus palabras eran una mezcla de declaración y súplica, un reflejo de la pasión que sentía ardiendo dentro de ella.
Enid, con las mejillas sonrojadas y los labios hinchados por el beso, respondió con un suave asentimiento, sus ojos llenos de la misma intensidad. —Entonces, hazlo. — susurró, acercándose nuevamente a Wednesday, sus labios a un suspiro de distancia.
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No me Mires
RomantizmEnid y Wednesday, dos almas enredadas en una telaraña de secretos y emociones prohibidas. Sus vidas parecen perfectas: novios cariñosos, planes de futuro, pero bajo la superficie, algo burbujea. Las chicas sienten una atracción por la otra. Pero hay...