Wound

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Salí rápidamente de mi casa, dejando todo atrás. De repente, aún con mis ojos llorosos, vi a lo lejos a Wednesday. Fui corriendo hacia ella, la abracé y sentí cómo sus cálidos brazos rodeaban todo mi cuerpo.

—Enid, ¿estás bien? ¡Dios mío, ¿qué te pasó?! —me dijo mientras me separaba de su cuerpo para verme a la cara. Con su mano en mi mejilla, me secó las lágrimas y acarició suavemente donde estaba el golpe, con una expresión de enojo en su cara.

—¿Quién te hizo esto, Enid? ¿Quién fue? ¡Dime! —me dijo sobresaltada.

—No te preocupes —dije mientras bajaba mi mirada al suelo.

—Enid, la persona que te hizo esto pagará las consecuencias —dijo mientras, con su dedo en mi mentón, atraía mi rostro hacia el de ella para que la mirara.

Sentía que lo correcto era decirle a Wednesday lo que había pasado, pero el miedo me paralizaba. No podía. Las palabras se atoraban en mi garganta, pero finalmente logré decirlo.

—F-fue... Ajax... —murmuré, mientras las lágrimas seguían cayendo de mis ojos. La expresión de Wednesday cambió drásticamente. Su furia inicial se transformó en una mezcla de confusión y rabia. Podía ver claramente en sus ojos que estaba decidida a vengarse, sin importar las consecuencias.

Me abrazó con fuerza, tratando de contener su enojo. Sentí su cuerpo tenso, como si estuviera a punto de estallar.

—Enid, quédate en mi casa por esta noche—dijo con firmeza, esperando mi respuesta.

La propuesta de Wednesday me sorprendió, pero también me llenó de alivio. Estaba tan enfurecida con Ajax que no dudé en aceptar su oferta.

—¿De verdad puedo ir? Juro que no te molestaré —respondí rápidamente, secando mis lágrimas con la manga de mi camisa.

Wednesday me miró con ternura y determinación.

—Por supuesto que puedes. No quiero que vuelvas a pasar por esto sola —dijo, acariciando suavemente mi mejilla donde Ajax me había golpeado.

Sentí una mezcla de gratitud y tristeza. Gratitud por tener a alguien como Wednesday a mi lado, y tristeza por la situación en la que me encontraba. Pero en ese momento, supe que no estaba sola. Tenía a alguien que se preocupaba por mí, alguien dispuesto a protegerme.

Nos dirigimos hacia su auto, y mientras caminábamos, sentí una extraña sensación de esperanza. Tal vez, solo tal vez, las cosas podrían mejorar. Y aunque el camino por delante sería difícil, con Wednesday a mi lado, sentí que podría enfrentar cualquier cosa.

Una vez en camino a su casa, dentro de su auto, se sentía un ambiente bastante tenso. Se podía notar. Mientras Wednesday conducía, no podía evitar mirar sus hermosas manos. Sus uñas pintadas de negro, sus dedos largos y su piel pálida llamaban por completo mi atención. Creo que ella se dio cuenta de eso.

—¿Estás bien, Enid? —preguntó Wednesday, rompiendo el silencio.

—Sí, solo... solo estoy un poco abrumada —respondí, tratando de no parecer demasiado afectada.

—Lo entiendo. Ha sido una noche difícil —dijo ella, con una voz suave y comprensiva.

Miré sus manos nuevamente, admirando cómo sus uñas negras contrastaban con su piel pálida. Había algo en la forma en que sus dedos se movían sobre el volante que me hipnotizaba.

—Tus manos son muy bonitas —dije sin pensar, y luego me sonrojé al darme cuenta de lo que había dicho.

Wednesday sonrió ligeramente, sin apartar la vista de la carretera.

No me MiresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora