Declaraciones y desengaños.

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Maia

El sol se escondía lentamente tras los edificios de Buenos Aires, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosados. Estaba sentada en mi pequeño estudio casero, rodeada de papeles llenos de letras, mi guitarra a un lado y el mate a medio tomar. Llevaba horas trabajando en una nueva canción, una que había comenzado a escribir después de aquella noche mágica en la playa con Mateo.

Mis dedos se deslizaban suavemente sobre las cuerdas de la guitarra, intentando encontrar la melodía perfecta que acompañara las palabras que nacían de mi corazón.

La relación con Mateo había tomado un giro inesperado después de esa noche. Aunque no lo habíamos hecho oficial, nuestros encuentros se habían vuelto más frecuentes y nuestros sentimientos, más profundos. Me sentía más inspirada que nunca, dedicándole cada nota y cada verso a él.

Mientras afinaba mi guitarra, un mensaje de Mateo se hizo notar en mi teléfono.

Mateo🩷
Hey, mepa que no podré ir hoy a tu casa
¿Nos vemos en unos días?

La sonrisa se iba desvaneciendo poco a poco, pero comprendiendo, asentí.

Maia
Está bien
Besos

Procuré no estar cuestionándome sobre las actitudes de Mateo durante los últimos días. Había estado distante y el sobre pensar aquello no era algo que me ayude, por lo tanto decidí seguir con lo que estaba haciendo.

Horas pasaron y una notificación me permitió ver que Emilia me habló.

Beba
Che amor, salgamos de compras?
Día de chicaaaas
🛍️

Maia
Me parece perfecto
Venís en cinco?

Me di una ducha rápida y opté por colocarme un conjunto compuesto por una camiseta azul marino de manga corta y un short blanco de estilo deportivo. La camiseta tenía un diseño sencillo y se ajustaba a mi cuerpo, dejando ver un poco de mi abdomen. El short es corto, de color blanco y tiene un diseño similar a los que se usan para el tenis o el deporte.

Deje mi cabello con ondas caer por mi espalda y una cartera, para finalmente bajar y encontrarme con Emilia.

— ¡Hola bebé!—saludó la fémina viéndome.

— Hola mor.—sonreí subiendo al auto.
— ¿Que tal todo?

— Todo bien, ¿vos?

— Bien igualmente.—asentí— ¿Vamos?

— Vamos.—comentó la colorada para colocar en marcha el auto e ir de compras.

Caminábamos por las calles de Palermo, disfrutando de una tarde soleada. Las vidrieras de las tiendas de ropa brillaban bajo el sol, y la brisa fresca del otoño porteño hacía más placentera la salida. Ambas reíamos y hablábamos animadamente mientras recorríamos las boutiques.

—¡Mirá esos zapatos! —exclamó Emilia, señalando una tienda—. Son divinos.

—Ay sí, están buenísimos —respondí—. Vamos a probarlos.

Entramos a la tienda y nos dirigimos a la sección de calzado. Emilia tomó un par de tacones rojos mientras que yo me encargaba de observar unos botines negros.

—Che, Emi, ¿te puedo contar algo? —dije, un poco nerviosa mientras me sentaban a probarme los zapatos.

—Obvio, amor, ¿qué pasa? —respondió Emilia, levantando la vista de los tacones.

Meddle About, TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora