la verdad.

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Narrador omnisciente

FLASHBACKS

El ruido de la ciudad se colaba por la ventana entreabierta de Nicole, pero ella no prestaba atención. Su mirada estaba fija en el techo, mientras repasaba una y otra vez la misma escena en su mente. Desde que Maia apareció en la vida de Trueno, las cosas habían cambiado drásticamente para Nicki. Los recuerdos la acosaban: las risas compartidas en el estudio, los secretos murmurados entre canciones, y las miradas que decían mucho más de lo que se atrevían a expresar. Pero ahora, esos momentos parecían tan lejanos.

Nicki se acordaba del día en que todo empezó a cambiar. Trueno había conocido a Maia en un evento y, desde entonces, algo en él se había transformado. Nicki lo notó al instante, esa chispa en sus ojos que antes solo reservaba para ella. Al principio, lo minimizó, creyendo que era solo una fase. Pero con el tiempo, la realidad golpeó duro: Trueno se estaba enamorando de Maia. Y eso, a Nicki, la carcomía por dentro.

Las palabras de Trueno resonaban en su mente: "Maia es diferente, Nicki. Es como si... no sé, como si me entendiera sin que yo tenga que decir nada". Cada vez que lo escuchaba hablar así, Nicki sentía que se le partía el corazón. Y con cada día que pasaba, la idea de perderlo se hacía más insoportable.

...

Desesperada, Nicki había intentado de todo para recuperar su lugar en el corazón de Trueno. Le enviaba mensajes constantes, proponiéndole planes, recordándole lo bien que la pasaban juntos. Pero nada parecía funcionar. Trueno, siempre amable, siempre cariñoso, pero distante. Hasta que un día, su desesperación llegó a un punto crítico.

Esa tarde, Nicki recibió una llamada de su madre. La conversación terminó en gritos y llanto, como casi siempre. La relación con su madre nunca había sido fácil, y ese día había sido peor que nunca. Se sintió sola, perdida, sin nadie a quien recurrir. Pero, en medio de su angustia, un nombre cruzó su mente: Trueno. Sin pensarlo dos veces, lo llamó.

—Mate... no sé qué hacer —su voz temblaba al otro lado de la línea.

—Nicki, ¿qué pasó? —la preocupación en la voz de Trueno era evidente.

—Es mi vieja, otra vez... no puedo más con esto, te juro.

Trueno suspiró al otro lado, siempre había sido su apoyo en esos momentos.

—Voy para allá, ¿sí? No te preocupes, no estás sola, Nicki.

Nicki cerró los ojos, dejando que las lágrimas corrieran libres.

Trueno llegó a su casa unos minutos después, con esa misma calma que siempre la tranquilizaba. Se sentaron en el sillón de la sala, y Nicki comenzó a soltar todo lo que tenía guardado. Habló de su madre, de las discusiones, de cómo cada palabra de ella se sentía como un golpe.

Trueno la escuchaba atentamente, sin interrumpirla, solo sosteniéndole la mano.

—Nicki, vos valés muchísimo más de lo que ella te hace sentir —le dijo, su voz suave y cálida—. No podés dejar que te tire para abajo, vos sos fuerte, ¿entendés? Siempre lo fuiste, y no tenés que demostrarle nada a nadie.

Las palabras de Trueno calaron hondo en Nicki. Siempre había admirado esa capacidad que él tenía de encontrar lo bueno en cada situación, de hacerla sentir especial, aunque fuera solo por un rato.

—Gracias, Mateo —susurró Nicki, apoyando la cabeza en su hombro.

Trueno le acarició el cabello con ternura, como tantas otras veces había hecho.

Meddle About, TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora