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Safe and Sound
Capital Cities
🤍

Mis ojos parpadean captando la oscuridad de la habitación. A través de la ventana se refleja algunos destellos del fulgor de la luna.

Me quedo hipnotizada mirando las nubes como se mueven poco a poco hasta que la cubren por completo y tapa los pequeños rayos de luz.

Ahora en estos momentos quisiera estar en casa, para así salir al patio y poder centrarme en mirar el cielo. Sentir el aire fresco y dejar que cada pensamiento impulsivo se vaya de mi mente.

¿Y por qué no hacerlo?

¿Quien me lo impide?

Coloco mi cabello rizado en un moño y me pongo las zapatillas para salir de la habitación. Todo lo hago con exceso cuidado de no hacer ruido y no despertar a nadie.

No sé con esa actitud que hora es pero sé que es de madrugada.

Obviamente hay guardias de seguridad y cámaras, eso sin contar que nos mantienen vigilados por el día por el miedo de que alguien escape en un ataque o entre en una depresión que termine en autolesiones.

Camino despacio por el pasillo y el eco de la TV crea una resonancia en todo el lobby , un guardia de seguridad se encuentra recostado a un asiento frente a este. Mis pies se mueven con rapidez e intento escapar con eficacia.

Una leve corriente de aire refresca mi piel, por la cual se deslizan pequeñas gotas de sudor por la adrenalina del momento.

Mi respiración es un poco agitada y cierro mis ojos mediante mis pasos se acentúan en el pasto del patio. Mis oídos perciben unas notas de guitarra que se expanden en el viento.

Son delicadas y reflejan una paz inaudita. Mientras más las escucho puedo sentir una tregua en el caos que se encuentra en mi interior , esa sensación de serenidad en lo profundo de mi que se había perdido por completo.

Decido seguirlas y entonces mis ojos captan una fregona de cabello castaña.

Es Carl.

Me quedo quieta , no debe darse cuenta que lo estoy escuchando. El sigue tocando con mucho sentimiento y mi alma se empieza a mover en miles de direcciones , es la primera vez que lo escucho en vivo.

Y como en numerosas ocaciones las voces en mi cabeza se callan y se erizan con las caricias de la melodía.

Un crujido bajo de mis pies hace que Carl deje de tocar y gire bruscamente su cuerpo. Sus ojos con ese resplandor verde atrapan los míos y una ligera sonrisa se tatúa en su rostro.

- Me asustaste, pero solo eres tú , ricitos de oro - mis cejas se curvan.

- No soy rubia - el parece pensativo colocando una mano en su barbilla.

- Mmm, ricitos de bronce entonces - sigo mirándolo escéptica - ¿se puede saber qué haces a esta hora aquí fuera?

- ¿Puedo preguntarte lo mismo? - el toca su cabello mientras estira su cuello hacia atrás y mis ojos captan unas líneas negras decorando la piel de este.

- Necesitaba encontrar inspiración ¿y tú?

- Necesitaba respirar - el comienza a reírse y saca sus dientes blancos a la vista.

- No sabía que existían personas que vivían sin respirar.

- Introducir aire en tus pulmones y respirar no es lo mismo.

- ¿Ah no? ¿Y cuál es la diferencia?

- Que penetrar aire en tus pulmones lo haces para llevar el oxígeno del aire a la sangre y respirar es sentirse vivo y en armonía - miro al cielo.

El sonido de las nubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora