IX

29 3 0
                                    

El camino de regreso al departamento de Pablo transcurría entre el suave murmullo del motor y la tenue luz de la ciudad que se filtraba a través de las ventanas de la camioneta. Yo iba al volante, concentrada en la carretera, mientras que Pablo, sentado a mi lado no dejaba de sonreír.

—¿Qué tal te pareció todo? —preguntó rompiendo el silencio.

Le devolví la sonrisa, sintiéndome un poco más relajada. —Fue increíble Pablo. Te veías tan seguro y feliz. Las instalaciones son impresionantes y tu familia me hizo sentir muy bienvenida.

Hice una pausa, Pablo captó mi vacilación.

—¿Y mis amigos? —mencionó con tono curioso.

—Pues... bien —respondí dudosa.

Pablo frunció el ceño, percibiendo mi incertidumbre. —¿Qué quieres decir con eso?

Tomé un respiro profundo. —En general, todos fueron amables pero el comportamiento de Lucía fue raro. No sé, fue como si estuviera...celosa

Pablo suspiró como si hubiera anticipado esta pregunta. —Lucía es sobreprotectora, nos conocemos desde hace mucho tiempo y siempre ha sido así.

Asentí, aunque esa respuesta no me dejó del todo satisfecha prefería confrontarlo de frente, no en el coche, así que dejé pasar el tema por el momento.

Llegamos al edificio y subimos directamente al departamento. Sentía la necesidad de cambiarme de ropa, de quitarme el vestido y ponerme algo más cómodo pero Pablo me detuvo justo antes de entrar en la habitación.

—Quédate así un rato más, me gusta cómo te ves con ese vestido. —me tomó de la mano con suavidad.

Asentí y me dirigí a la sala pero mi mente seguía dando vueltas a muchas cosas, me quité las sandalias, subí las piernas parra terminar abrazándolas en una postura defensiva. Pablo se dio cuenta de mi actitud y su rostro mostró preocupación.

—¿Qué pasa? Pensé que te la habías pasado bien. —dijo, sentándose en la mesa frente a mí, mirándome directamente a los ojos. Suspiré, sintiendo el peso de las preguntas que había traído conmigo.

—Es que vine a este viaje también para aclarar muchas cosas, no solo por lo que yo he pensado sino también porque tengo el teléfono reventado de preguntas —dije, tratando de ordenar mis pensamientos.

Pablo me miró, intrigado. —¿Preguntas de quién? ¿Y sobre qué?

—Mías y de mi familia.- expliqué.- La primera mía ¿Le dijiste a tu círculo que somos pareja?

Pablo me miró confundido. —Por supuesto Nicole. Les dije que eres mi novia. ¿Por qué preguntas eso?

Sentí un nudo en el estómago. —Porque técnicamente nunca hemos hablado de ser pareja oficialmente. Hemos estado saliendo, sí, pero... no hemos definido nada.

Pablo se quedó en silencio por un momento, claramente procesando mis palabras.

—Nicole, para mí hemos estado juntos desde hace tiempo. No pensé que necesitáramos una conversación oficial para eso. —dijo con un tono de genuina sorpresa.

Bajé la mirada, sintiéndome un poco abrumada. —Es que para mí es importante tener esa claridad, esa formalidad, no te estoy pidiendo una propuesta de matrimonio claramente pero.- me interrumpió 

—¿Es tan importante para ti? —preguntó con su voz más suave.

Asentí. —Sí, lo es.

Pablo me miró con intensidad, luego se acercó y tomó mis manos. —Entonces lo haré.

Sin Señal - Pablo TorreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora