XXIX

31 2 0
                                    

14 de octubre:

El timbre de la casa sonó, despertándome de golpe. Tenía el sueño ligero, y aunque me sentía increíblemente cómoda abrazando a Pablo, no tenía ganas de soltarlo. Esta vez, era yo quien lo estaba abrazando porque como comenzaba a ser una costumbre me adueñé de la parte superior de su pijama, así que el trato fue que si él solo estaba en pantalón yo tendría que abrazarlo.

Pablo también se despertó, y con una voz ronca, llena de sueño, me preguntó:

—¿Esperamos a alguien a esta hora?

Mi rostro seguía pegado a su pecho, disfrutando del calor que emanaba su cuerpo, con un tono amortiguado por el contacto respondí:

—No, tal vez se equivocaron.

Pero el timbre volvió a sonar, esta vez con más insistencia. Pablo bufó claramente molesto por la interrupción. Nadie disfruta que lo despierten, y menos de esta manera así que se levantó de la cama de mala gana, dejando que yo me quedara acurrucada entre las sábanas. Cuando salió del cuarto, dejó la puerta abierta, lo que me permitió escuchar lo que decía al abrir la puerta de entrada:

—¿Hola?— su tono aún era de sueño

La respuesta que escuché hizo que cualquier rastro de sueño desapareciera de inmediato. Me desperté por completo sintiendo un frío intenso en mi estómago.

—Hola soy Lucas, amigo de Nicole. ¿Puedo pasar?

En cuanto escuché su voz no lo pensé dos veces. Salté de la cama y corrí hacia la sala olvidando por completo cualquier noción de discreción. Cuando llegué a la sala, ambos, Pablo y Lucas voltearon a verme al mismo tiempo. Sentí una brisa fría en mis piernas y me di cuenta de inmediato que solo llevaba la camiseta de Pablo y mi ropa interior. El instinto protector de Pablo se activó de inmediato, y se colocó delante de mí, cubriéndome con su cuerpo.

—Lucas, siéntate mientras Nicole y yo nos ponemos presentables —dijo Pablo con una tensión evidente en su voz.

Lucas con una expresión sorprendida y de ¿triunfo? asintió sentándose en el sofá. Pablo aún visiblemente tenso me envolvió con su cuerpo guiándome de regreso al cuarto, cerrando la puerta tras de nosotros.

—¿Cómo se te ocurre salir así? —me preguntó, su tono algo molesto me tomó por sorpresa. Nunca lo había visto así conmigo.

—Tú tampoco estás muy presentable que digamos —respondí, tratando de aligerar el ambiente con una sonrisa.

—Nicole, en serio —replicó sin ceder

—Lo lamento guapo. Me sorprendió escuchar la voz de Lucas y me levanté sin pensar —dije mientras me ponía unos jeans rápidamente.

—¿A todo esto quién es Lucas? —preguntó, mientras miraba la hora en su celular— ¿Qué amigo viene a las 7:30 am a verte?

—Amigo de la universidad —respondí tratando de sonar tranquila—. Es la primera vez que hace esto, honestamente no sé qué hace aquí.

Me peiné rápidamente tratando de ponerme un poco más presentable. Pablo me observaba con escepticismo, se acercó tomando mi mano y la besó con ternura, como si ese pequeño gesto pudiera disipar la tensión.

—Perdón por mi actitud, ya sabes que odio que me despierten pero no debí reaccionar así— se disculpó esbozando una pequeña sonrisa que me dio algo de calma.

Ambos ya vestidos y con una actitud más serena salimos al salón. Lucas estaba sentado en el sofá jugueteando con una carpeta que había traído. Al vernos se levantó con una sonrisa rara, había algo que no lucía genuino.

Sin Señal - Pablo TorreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora