XXIV

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El día amaneció con una sensación en el estómago que no me abandonó. Sabía que hoy era el día en el que finalmente hablaría con Pablo cara a cara, y aunque me aterraba lo que pudiera salir de esa conversación, también estaba ansiosa por verlo. El último mensaje que le envié fue ese viernes por la mañana, le sugerí que tal vez sería mejor que me hospedara en un hotel, para no invadir su espacio después de la tensión que había entre nosotros. Pero su respuesta me dio esperanza: "No hagamos esto más grande de lo que es, tenemos que hablar y mi casa es tu casa."

Ese simple "mi casa es tu casa" resonó en mi mente como un eco constante durante toda la mañana. Sentía mis manos temblar mientras respondía con un simple "ok, te veo a las 7." Mi concentración estaba dispersa, y aunque intentaba enfocar mi mente en las conferencias, era como tratar de atrapar humo con las manos.

Lucas se sentó a mi lado y Ramón se ubicó en el otro, con él pasaba el tiempo jugando en mi libreta, algo tonto pero que ayudaba a distraerme. Lucas, por otro lado, me mandaba mensajes sobre lo que discutíamos en clase, aunque en su mayoría eran bromas internas o comentarios ingeniosos que me arrancaban sonrisas a pesar de todo.

Mi outfit hoy había sido cuidadosamente seleccionado. Sabía que después de todo vería a Pablo apenas aterrizara en Girona, y quería lucir bien. No importaba lo que pasara entre nosotros, todavía lo amaba y quería estar linda para él. Así que me puse un vestido que sabía que le gustaría junto con una chaqueta ligera que combinaban perfectamente, mi cabello lo dejé suelto, con suaves ondas que caían sobre mis hombros, y un maquillaje sutil que acentuaba mis rasgos sin ser demasiado evidente.

Cuando las clases terminaron me despedí de casi todos con la misma sonrisa de siempre, aunque en mi interior sentía una mezcla de emociones que apenas podía contener. Lucas se acercó para darme un abrazo de despedida, y justo antes de soltarme, susurró en mi oído: "Qué suerte tiene de tenerte." No supe qué decir, así que simplemente me alejé, sintiendo una punzada de incomodidad en el pecho.

Ramón de quien aún no me había despedido me llevó al aeropuerto, mientras conducía nuestra conversación tomó un giro hacia Lucas. Ramón seguía insistiendo en que no confiaba en él, y que Marco se había equivocado al sugerir que debería darle una oportunidad como amigo.

—No puedes ser amigo de alguien si te la quieres coger, es una regla básica.- soltó de repente.

Escupí mi café al escucharlo.- Ramón agh, ahora tendré que darte dinero para que limpies mi camioneta. Sino quedará todo pegajoso.- respondí tratando de aligerar el ambiente.

—No te desvíes del tema niña.- me dijo riendo.

—¡No me estoy desviando!.- Saqué dinero de mi cartera y lo dejé en el portavasos.- Ya le dejé en claro que no va a pasar nada entre él y yo

Ramón no parecía convencido.- ¿Ah sí y qué te dijo hoy antes de que te subieras?.- preguntó sin quitar la vista del camino.

Me quedé callada por un momento, sintiendo cómo la incomodidad crecía dentro de mí.- Nada importante, solo que Pablo tenía suerte de tenerme y mentira no es ¿sabes?.- traté de reírme pero la tensión no se disipó.

—Por Dios Nicole, aléjate de él o al menos dile a Pablo.- dijo Ramón, esta vez en un tono más serio, lo que me hizo sentir un nudo en la garganta.

—No tengo ánimo de seguir discutiendo con Pablo, apenas vamos a arreglar algo como para salir con esto.- respondí tratando de cerrar el tema.

—Sé que fue un idiota, lo juro. De hecho, no puedo creer lo egoísta que fue, pero tampoco merece que le mientas en esto.- suspiró como si fuera sumamente terca y probablemente lo estaba siendo.

Sin Señal - Pablo TorreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora