III

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Cuando llegué a casa, el olor a cena recién hecha llenaba el aire, con eso me di cuenta el tiempo que me había tardado. Saludé a mi familia con una sonrisa, tratando de no mostrar demasiada emoción.

—¡Ya llegué! —anuncié, mientras dejaba mi bicicleta en el garaje y entraba al salón.

—¡Hola, Nicky! ¿Qué tal el paseo? —preguntó mi mamá desde la cocina.

—Bien, necesitaba un poco de aire fresco —respondí, tratando de sonar casual.

Mi papá, Isa e Iñaki estaban en la sala, ocupados con otra película que habían decidido ver sin mí. Les dediqué un saludo rápido antes de dirigir mi mirada a Isa. Le hice una seña sutil para que subiera conmigo a mi habitación.

—Voy a subir un rato con Isa —dije, tratando de ocultar mi urgencia.

Isa me siguió sin hacer preguntas, pero su curiosidad era evidente. Apenas cerramos la puerta de mi habitación, se sentó en mi cama y me miró expectante.

—Bueno, ¿qué pasa? ¿Por qué tanto misterio? —preguntó, casi sin poder contener su emoción.

—Te vas a caer de la cama cuando te lo diga —le advertí, sintiendo la emoción aumentar de nuevo.

—¡Suéltalo ya! —exclamó, dando un pequeño salto en la cama.

—Me encontré a Pablo en el paseo —dije finalmente, esperando su reacción.

Los ojos de Isa se abrieron como platos.

—¿¡El futbolista!? ¿El de hace rato? —exclamó, llevándose las manos a la boca.

—Sí, estaba allí, sentado en las escaleras del castillo. Y... hablamos un buen rato —añadí, tratando de mantener la calma.

—¿Y qué te dijo? ¿De qué hablaron? —preguntó, su emoción palpable.

—Bueno, estaba un poco...—reflexioné sobre la parte confidencial de la charla.- emocionado por la pretemporada, ya sabes cosas de futbolistas

—¡Wow, Nicole! Esto es increíble. ¿Y él qué tal? ¿Esta vez pudiste articular frases? —preguntó emocionada y molestándome

—Más frases, sí—dije con una sonrisa. —Y es muy amable, Isa. Me sorprendió lo genuino que es.

—No puedo creer que tuviste esa experiencia. ¡Qué suerte la tuya! —dijo, todavía incrédula.- Te dije que era tu tipo

—Fue surrealista, pero no sé Isa me pone nerviosa la situación, reitero, no sé si los futbolistas sean mi tipo.- torcí la boca

Nicole, disfruta no planees tan a futuro.- Isa me miró con una sonrisa tranquilizadora.

—Entonces, ¿quedaron en hablar o algo? —preguntó, ansiosa.

—Sí, debo mandarle mensaje que ya llegué —respondí, sacando mi teléfono del bolsillo.

Con un nudo en el estómago, escribí un breve mensaje.

"Hola, Pablo. Solo quería decirte que llegué a casa. Gracias por la conversación de hoy. Espero que estés mejor"

—Listo, enviado —dije, mostrando a Isa la pantalla de mi teléfono.

—¡Estoy tan emocionada por ti! —exclamó Isa, abrazándome con entusiasmo.

Nos quedamos charlando un rato más, especulando sobre lo que podría pasar a partir de ahora y disfrutando de la emoción del momento.

...

Las siguientes dos semanas en Mallorca fueron una mezcla perfecta de diversión, aventura y momentos inolvidables con quienes más quería. Nos propusimos aprovechar al máximo cada momento en la hermosa isla.

Sin Señal - Pablo TorreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora