10. Quédate

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—¿Cómo están tus madres? —cuestionó Ei a Kazuha mientras sacaba del horno los paninis. Era una de las pocas comidas que sabía hacer, no le gustaba cocinar en absoluto, pero poner ingredientes sobre un trozo de pan no era tan complicado.

Scaramouche ponía la mesa mientras tanto, perdido en sus pensamientos. Kazuha se quedó en silencio durante unos segundos, como si estuviera pensando la respuesta.

—Están bien —respondió finalmente y soltó un pequeño suspiro. Hablar de su familia no le traía buenas sensaciones—. Hablo con ellas siempre que puedo, con Beidou un poco menos. Siempre está de viaje... Desde que se separaron es difícil coincidir con ella.

—Yo sigo en contacto con Ninguang, le dije que estabas por aquí y se puso muy contenta de que volváis a estar juntos Scara y tú —dijo Ei—. Esta casa es tu casa también, sabes que estamos aquí si necesitas lo que sea.

Kazuha miró a Ei y sonrió, conmovido. La verdad es que tanto Scara como su madre siempre habían sido como una segunda familia para él.

—Gracias, Ei. La verdad es que me hace ilusión volver a los viejos tiempos.

—Lo voy a secuestrar —habló al fin Scaramouche y abrazó por detrás a Kazuha, prácticamente colgándose de sus hombros—. Nos lo quedamos.

Ei no pudo evitar reírse mientras llevaba la comida a la mesa.

—No habéis cambiado nada, sois unos niños.

Kazuha también se rió y apretó con suavidad las manos de Scara.

—¿Me vas a secuestrar? No me quejaré yo —bromeó.

Scaramouche le mordió la mejilla de forma cariñosa y luego se separó de él para sentarse en su sitio. Tenía bastante hambre.

—Sí, le pido un rescate a Tomo.

Kazuha se sentó a su lado y su vista se centró en la comida. También estaba hambriento y olía muy bien.

—Puede que hasta te de las gracias porque dejaré de incordiarle —bromeó y soltó una risa.

—Seguro que no, no podrías incordiar a nadie —le respondió Scaramouche y le dio un mordisco a la comida a pesar de que estuviera recién sacada del horno.

Antes de que su madre le reprendiera alzó la mano y trató de expulsar aire para que la comida se enfriase dentro de su boca a la par que emitía sonidos extraños con los que parecía estar invocando algo.

—No seas ansioso —bromeó Kazuha y soltó una carcajada, aunque en el fondo estaba algo preocupado—. Te vas a abrasar la boca.

Scaramouche bebió agua y después soltó una carcajada. No era la primera vez que lo hacía.

—Siempre se lo come todo muy caliente —dijo Ei.

—Me da rabia que se enfríe.

Todos rieron y continuaron comiendo hasta que la noche entró oscureciendo las calles y cesando la luz natural que entraba por las ventanas. Scaramouche y Kazuha se encontraban en el dormitorio del primero poco después de cenar. La cama era grande así que ambos dormirían juntos allí.

—... y me dijo que era una mierda —contó el de cabello morado una vez estuvo tumbado—. No se me da bien, debería dejar la carrera.

—¿Por qué te dijo algo así? —dijo Kazuha y negó con la cabeza—. Seguro que no es verdad, no hagas caso.

—Porque no folla, ese profesor es imbécil.

Scaramouche se giró para quedar sobre su abdomen y miró a Kazuha. Le gustaba cuando se soltaba el cabello, le quedaba bien. Se había quedado mirándolo de forma indiscreta, aunque no le importaba que se diera cuenta, no estaba haciendo nada malo ¿verdad?

Llámame papi (Zhongxi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora