13. Miedo

255 28 52
                                    


Xiao despertó entre los brazos de Zhongli una vez más, pero era distinto. Se aferró a él con fuerza, como si no quisiera soltarse, como si al hacerlo fueran a separarlo de su lado. Su móvil vibró a lo lejos, pero no le prestó atención. Probablemente fuera alguno de los chicos. Zhongli tenía el sueño más ligero que él y por eso mismo se movió en cuanto la vibración del móvil le hizo abrir los ojos.

—Xiao, tu móvil —susurró con la voz ronca de recién levantado.

—Ahora lo miro —dijo el menor con una amplia sonrisa antes de lanzarse a dejar besos en sus labios—. Buenos días, ¿te he dicho que eres muy sexy recién levantado?

—¿Lo soy? —cuestionó Zhongli en tono divertido y tiró de él hacia su cuerpo—. Buenos días.

Xiao volvió a besar sus labios, pero esta vez de forma menos inocente. Aún estaba desnudo después de la intensa sesión de sexo de la noche anterior y le fascinaba lo bien que se sentía su piel contra la adversa.

—No deberías hacer eso —susurró Zhongli recuperando ese tono ronco en su voz. Su desnudez no le permitiría ocultar lo que los besos de Xiao provocaban en él.

—¿No debería besarte? —cuestionó haciendo un leve puchero antes de colocarse sobre él—. ¿Por qué? ¿Porque no eres el único que se ha despertado?

—Muy gracioso —respondió el mayor y sus manos se deslizaron por la espalda y la cintura de Xiao—. Y no, no deberías, porque debes volver a casa y solo tendría ganas de retenerte todo el día en mi cama.

El menor dejó varios besos en el cuello de Zhongli y soltó un pesado suspiro. No quería irse, pero sabía que debía hacerlo.

—No me voy a ir sin antes saber que va a pasar con nosotros, dijiste que no podíamos vernos a menudo, pero no estoy dispuesto a dejar de verte Zhongli —confesó y acarició el pecho del mayor—. Quiero que busquemos una alternativa, quiero conocerte más aunque sea a escondidas.

La expresión de Zhongli se volvió pensativa y se podía advertir la preocupación en sus ojos. Suspiró, y con ese movimiento Xiao se movió un poco también, ya que estaba encima de él.

—Está bien. Podemos buscar un día para vernos, al menos una vez a la semana —dijo por fin tras haber meditado un poco—. Pero tienes que prometerme que no vas a saltarte clases ni nada así. No quiero que descuides tu futuro.

—Lo prometo, Zhongli, aunque ya sabes que quiero ser famoso —respondió y volvió a dejar un beso en sus labios—. Me gustas mucho y estoy seguro de mis sentimientos por ti.

Zhongli le miró de una forma distinta, sus manos acunaron el rostro del menor y fue consciente de la rapidez con la que su corazón latía. Y Xiao era el causante de ello. No tenía sentido ignorarlo.

—Tú también me gustas, Xiao —susurró—. Eres un cabezota, pero nunca habían luchado así por mí.

El mencionado se sonrojó al escucharlo y se acercó para acurrucarse en su pecho. No le dio tiempo a decir nada, pues su teléfono empezó a vibrar de tal forma que supo que no eran notificaciones, sino una llamada. Suspiró y se levantó para tomarlo.

—Es... mi madre —dijo y le dio al botón verde para descolgar—. ¿Sí?

—Hola hijo, ¿estabas dormido aún?

—Sí, mamá, ¿qué pasa?

—He ido a hacer unas compras y tengo que pasar por la casa de Aether, te paso a recoger.

Xiao palideció y miró a Zhongli. Sabía que lo estaba escuchando.

—No hace falta, voy caminando...

Llámame papi (Zhongxi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora