Casualidad (Kookmin)

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En el aeropuerto, Jungkook está nervioso. 

Sus ojos buscan al omega olor canela, tratando de decidir si debían hablar antes de abordar, pero recordando que no lo dejó acercarse a él en su último encuentro, sin querer escucharlo, elige otra opción. Cuando el avión despegue, se encontrarán en un espacio confinado a miles de metros del suelo. El rubio no tendría más remedio que escuchar. 

Cuando ve a Jimin de lejos, apenas logra contenerse de correr y tomarlo en sus brazos, inhalando el olor a canela tan importante como el oxígeno. Park mira nerviosamente a su alrededor varias veces, a lo que Kook sonríe. Su bollo de canela es muy sensible. Hay tantas emociones apretadas en su pecho que le cuesta respirar. ¿Qué pasa si te conviertes en un extraño? ¿Qué pasa si no has perdonado? ¿Qué pasa si no quiere hablar? Nunca. ¿Y si... ya está con alguien más? Para siempre. 

Jeon aleja todos estos pensamientos y de vez en cuando lanza miradas al apuesto rubio, hacia quien se siente atraído como un imán. Cuando se anuncia el embarque, él es el último en subir. Los pasos de sus invariablemente enormes botas resuenan a lo largo del pasaje de la manga hacia el avión, al ritmo de los latidos de su corazón, que se congela ante la anticipación de estar al lado de su amado. 

Camina hacia su asiento a bordo del Boeing, sus ojos buscan frenéticamente a Park. Se sienta en la parte delantera del avión y vuelve a mirar a su alrededor. Kook logra sentarse rápidamente, ocultando su rostro bajo su gorra. El avión gana altura a medida que despega. Jungkook mira fijamente la cabeza rubia. Cuando el letrero parpadea, indicando que pueden desabrocharse los cinturones de seguridad, Jimin se levanta de su asiento y camina hacia el baño. Jeon salta para seguirlo. 

Alcanzando rápidamente al rubio, literalmente le respira en el cuello: "Finge que te sientes mal". 

- ¿Jungkook? — Park se da vuelta sorprendido y continúa moviéndose lentamente en la dirección correcta. ¿Estás loco? ¿Qué estás...? 

- Sólo confía en mí, Kook pone sus manos en su espalda baja, apenas reprimiendo una sonrisa por la felicidad de tocar el omega. 

- ¡Jungkook! - sisea Jimin indignado. 

- Lo siento, pero es imposible para dos personas..., la azafata les cierra el paso. 

- Se siente mal. Simplemente lo ayudaré. No te preocupes, la interrumpe el alfa, empujando al rubio para que entre al pequeño baño. 

- Pero señor, esto está prohibido, lo detiene la chica, tratando de ser educada. 

- Escucha, Jeon busca frenéticamente su placa con su nombre, "Jenny, tienes que entenderme". Estamos a diez mil metros del suelo. Y necesito urgentemente hablar a solas con él, señala con el dedo al omega que lo mira en estado de shock. 

- Estamos a una altitud de once mil quinientos metros sobre el suelo, y podrás tener privacidad cuando nuestro avión aterrice en el aeropuerto y usted salga a bordo de nuestro avión, dice rotundamente la chica. 

-¿Has estado enamorada? - pregunta Kook de repente. 

- Déjalos hablar, Jenny, interviene de repente en la conversación la azafata que está cerca. Por favor, sólo que sin... 

- Nada de libertinaje. Sólo necesitamos hablar. Esto es muy importante, promete Jeon, cruzando las manos en agradecimiento e inclinándose ante la azafata, que sostiene por los hombros a un colega sombrío. 

- ¿Qué estás haciendo? - Jimin jadea mientras el alfa se mete en la estrecha cabina con él y cierra la puerta detrás de ellos. 

- Te extrañé, susurra Jungkook antes de que sus labios toquen el cuello del omega y sus manos aprieten su cuerpo flexible.