Casualidad (Kookmin)

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Sus dedos se sienten demasiado perfectos en su palma. Su sonrisa, inesperadamente avergonzada, cálida, hace que su corazón lata demasiado y su mano se aprieta con más fuerza. Su olor llena demasiado sus fosas nasales, obligándole a inhalarlo profundamente, por temor a no tener tiempo de inhalar completamente. Sus brazos rodean su torso demasiado necesario, aferrándose a la camiseta, a Jungkook, a su alma. Todo esto es demasiado. 

Demasiado rápido. 

Impredecible. 

No planificado. 

Jeon no sabe de qué otra manera justificar lo que está sucediendo entre él y Jimin. La ruta toma forma en su cabeza de repente. Conduce en la dirección correcta, añadiendo gasolina, sonriendo mientras el omega se acerca a él en respuesta al aumento de velocidad. El viento se cuela bajo su chaqueta de cuero desabrochada, cubriendo su piel de gallina. ¿O todavía es por el toque de los dedos de Jimin, acariciando sus abdominales en un intento de sujetarlo con más fuerza? La calidez de los muslos del rubio abrazando los suyos hace que su mente dé vueltas. 

El olor a peonías, cuidadosamente presionado contra su espalda por el cuerpo del omega, se mezcla con el olor a canela, acaricia sus fosas nasales, invitándolo a disfrutar de la sorprendente combinación de aromas. El paisaje nocturno de Seúl se ensambla en rompecabezas de paradas en los semáforos entre puntos brillantes de velocidad. No importa la longitud del camino, ni el punto final, porque en el momento del movimiento parecen permitir que cada célula de los cuerpos se estire, se toque y sea una. 

Jimin mira el ramo que es visible como un punto delicado sobre su hombro, con el cual presiona los tallos de las flores contra la espalda cubierta de cuero negro de Kook. Quizás esto sea un inconveniente y le preocupa un poco que se conserven, pero el papel de regalo los protege del viento y es imposible dejarlos caer: se aferra con tanta fuerza al cuerpo del alfa, fijando así las flores. La pregunta de cuál es el verdadero propósito de un contacto tan cercano pasa como un borrón en la mente y se disuelve tan pronto como cierras los ojos y hundes la nariz en el cálido cuello. 

Se miente abiertamente a sí mismo diciendo que hace esto por miedo a la velocidad. Inhala profundamente, sumergiéndose de cabeza en el aroma de la leche horneada, y sonríe, sus labios tocan la suave piel de la chaqueta del moreno. Jeon se detiene y apaga el motor, extendiendo su mano para ayudar al rubio a ser el primero en saltar de la motocicleta. 

Una ligera corriente por el contacto de sus palmas mientras aprieta los dedos de Jimin un poco más fuerte de lo que requiere la situación. Park suelta su mano y mira a su alrededor, claramente sin entender de dónde vinieron. Kook se frota los muslos con las manos repentinamente sudorosas. La sensación de cómo el omega inhaló su aroma aún deslumbra ante sus ojos. Tiene que sacudir la cabeza para recobrar el sentido. 

- Prometiste comprarme un jarrón, sonríe el presentador, echando hacia atrás su pelo blanco como la nieve con un hábil movimiento de la mano, sin que esta acción simplifique en nada la condición del alfa. 

- Decidí que el jarrón esperaría un poco, responde el moreno con calma, sin sentir en absoluto la misma calma. Examina a Park, quizás demasiado de cerca. 

- El jarrón esperará, pero las flores no. Necesitan urgentemente humedad. De lo contrario, morirán, el omega frunce el ceño, apretando las peonías contra su pecho, como si fuera una frágil joya. 

- Todos necesitamos humedad urgentemente, Jungkook vuelve su mirada hacia sus labios regordetes, los cuales Park inmediatamente lame, como si estuviera esperando que los mirara. 

- ¿Tú también te estás muriendo? - una ceja muy arqueada con sarcasmo y una sonrisa de satisfacción en las comisuras de los labios. 

- A juzgar por los latidos de mi corazón, eso es exactamente cierto, sonríe Kook, cambiando abruptamente de tema: "Prometo que las flores sobrevivirán". Estamos aquí porque quería mostrarles un lugar. Dámelos aquí. Vamos.