13. Atrapados

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El beso 64 había sido reconfortante.

Era una noche de diciembre cuando ambos se encontraban en el comedor en la casa de Max, en medio de una sesión de estudio.

Al estar en último año de preparatoria, los proyectos y exámenes se habían vuelto mucho más exigentes, lo que requería una gran parte de su tiempo.

Pero Checo estaba cansando.

En cambio, Max era demasiado exigente consigo mismo que no quería ni siquiera tomarse un descanso de 5 minutos.

—Max—llamó, esperando que el neerlandés le prestara atención—.Max—volvió a llamar, pero el mencionado seguía concentrado en su cuaderno—. ¡Max!

—¿Qué pasó?—pregunto, al fin separando su vista de sus apuntes.

—Te estoy llamando desde hace rato y no me haces caso—se quejó.

—Lo siento, pecas, pero necesito estudiar para mañana, sabes que la literatura no se me da bien.

Checo dejó escapar una risa.

—Solo busca un resumen en youtube— pero Max no compartió su diversión—. No entiendo como eres tan bueno en todo, pero leyendo te cagas de hambre.

—Yo tampoco se—Max murmuró entre dientes—. En fin, ¿qué querías?

—Quiero que descanses. Te estás presionando demasiado.

Max lo miró con reproche a través de la mesa.

—No es verdad. Tú estás descansando demasiado—contraataco—. Tienes que pasar matemáticas.

—Y por eso te tengo a ti, para que me expliques el tema media hora antes del examen.

Max rodó los ojos.

—Qué irresponsable.

—Pero así me quieres.

Max dejó escapar una risa mientras un sonrojo se extendía por sus mejillas.

—Sí, te quiero.

No miró a Checo, pero supo que el mexicano estaba un más sonrojado que él mismo.

De pronto, Checo se paró de su asiento y se colocó a su lado.

—Dame un beso—ordenó.

Max se encontraba bastante divertido.

—¿Qué?—preguntó con una sonrisa.

—Sí, dame un beso—repitió.

Max lo miró divertido, Checo en ese momento parecía un niño caprichoso, pero para Max lucía extremadamente tierno.

Se acercó a darle un beso tierno en la nariz, riendo cuando vio a Checo con los ojos cerrados esperando su beso.

—¡Hey! Eso es trampa.

—No especificaste qué tipo de beso.

—No te hagas el tonto, Verstappen, tú sabes qué tipo de beso.

Max río una vez más antes de inclinarse y atrapar en sus labios el puchero de Checo.

El mexicano sonrió entre el beso antes de que Max se separara.

—¿Contento?

—Demasiado.

Olvidando el estudio, Max volvió a besar a besar al pecoso, haciéndolo más profundo al tiempo que ponía sus manos sobre sus mejillas para no apartarlo.

Checo se dejó hacer. Abriendo su boca para que Max pudiera explorarla con su lengua a la vez que él soltaba pequeños suspiros de satisfacción.

En un rápido movimiento, Max tomó de sus caderas, levantándose de su lugar después de horas para arrinconarlo sobre la pared.

111 Besos - Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora