111 Besos - Chestappen

16. Baile de almas rotas

Los siguientes besos fueron especiales a su manera,

Todo entre Max y Checo iba relativamente bien.

Compartieron aún más besos y más momentos que se quedarían tatuados en la mente de cada uno.

Su baile de graduación se acercaba y Checo no podía estar más entusiasmado, sintiéndose como un pequeño niño que soñaba con bailar con su príncipe azul.

Y Max deseaba ser ese príncipe.

Lo malo, fue que jamás lo hablaron.

Gracias a sus besos, caricias y demás ambos podían suponer que estaban destinados a ir juntos.

Era su última semana, prácticamente era la última semana de Checo quien solo estaba salvando materias, en cambio Max tenía más semanas libres por sus promedios perfectos, sin embargo aún se encontraba ahí, solo para Checo.

Ese día ambos se encontraban en una banca cerca de las jardineras cuando Checo se levantó.

—¿A donde vas?—Max se quejó.

—Tengo clase, Maxie. Me toca química—hizo una mueca—, ¿te veo al rato?

—¿No te la puedes saltar? Quiero pasar tiempo contigo—hizo un puchero.

—Todo el tiempo estamos juntos—Checo río—. No nos va a pasar nada malo si nos separamos un rato, además en serio necesito ir, tengo que salvar mi calificación.

Max dio un suspiro fuerte y lo dejó ir.

—Está bien, te veré al rato.

—De acuerdo, nos vemos.

Y se acercaron para darse un beso suave antes de que Checo saliera corriendo, pues ya se le hacía tarde.

Max sonreía mientras lo veía irse y cuando por fin lo perdió de vista sacó su celular.

Max estaba buscando regalos para ese día, para que Checo se sintiera lo doble de especial.

Sin embargo, en su búsqueda, no se esperaba que Charles Leclerc acudiera a él.

—¡Max!—llamó.

—¡Hey, Charles! ¿Qué pasa?

—Quería preguntarte algo porque sé que me puedes ayudar.

—¿Qué es?

—Es sobre Checo. Te lo iba a preguntar desde hace tiempo, pero ustedes dos nunca se separan— eso sonó más a queja y Max frunció el ceño—. Se que eres su mejor amigo y eres la persona que más lo conoce y bueno... quería saber que flores y que chocolates podía comprarle para el baile.

Una sonrisa tímida adornó su rostro.

Max se quedó en silencio aún procesando sus palabras.

—Eh... ¿Lo vas a llevar tú?—Max intentó dar una sonrisa que mas bien pareció una mueca.

Pero Charles no se percató de esto, ya que estaba más entretenido pensando en Checo, su sonrojo lo delataba.

—Sí, pues le pregunté y me dijo que estaría encantado—Charles dijo en automático.

Max frunció el ceño extrañado.

—¿Le preguntaste?—Charles asintió—¿Hace cuanto?

Charles dio una risa nerviosa y sus orejas se pusieron rojas.

—Eso no es importante—rascó su cabeza—Entonces, ¿me puedes ayudar?

Max tenía dos opciones, decirle una mentira y hacer que Charles se humillara frente a Checo.