2. Control

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El segundo beso fue más un accidente que nada.

Incluso recordarlo ahora parece algo vergonzoso.

Tenían 10 años y ambos se encontraban en la habitación de Max.

Era un sábado donde sus familias normalmente solían verse y salir a comer.

Ese día en especial, los adultos habían salido a comprar unas cosas para la comida, dejando a ambos niños solos y entretenidos con la consola de videojuegos de Max.

El juego de carreras se repetía una y otra y otra vez en la pantalla.

Una partida la podía ganar Max y Checo pedía la revancha donde ahora resultaba campeón, pero Max no estaba satisfecho y volvía a pedir una revancha donde ahora él resultaba victorioso y todo el círculo se repetía.

Por lo que al menos toda la tarde se mantuvieron de esa manera.

Al menos así era cuando Max decidió pausarlo.

—¿Qué pasó? ¿Por qué le pusiste pausa?—Checo preguntó, mirándolo con una mueca confundida que casi le saca una risa a Max.

—Porque desde hace rato quería preguntarte algo, pero no me haces caso.

—Entonces dime rápido para que podamos seguir jugando—Checo bebió de su refresco, dejando el control a un lado de la cama.

Max imitó su acción antes de hacer la pregunta.

—¿Qué te esta pasando con Rosberg?

—¿Eh?—Checo frunció el ceño.

—Sí. Los he visto juntos y todo el mundo sabe que están demasiado cercanos—explicó—. Ni siquiera yo supe en qué momento te empezaste a llevar bien con el, solo me fui de vacaciones y cuando regrese ya parecías más su amigo que mi amigo.

—¿Estas celoso, Verstappen?—Checo dejó salir una risa burlona.

—¡Claro que no, Checo!—exclamó— No seas tonto.

—Ay relájate, Max. No seas un llorón. Solo estaba jugando.

Max rodó los ojos y frunció los labios.

—Solo quiero saber que tienes con él.

—Pues nada—Checo se encogió de hombros—. Solo es mi amigo.

—Dicen que Nico no te ve como un amigo.

—Ay, Max, por favor. Tenemos 10, ¿quién me va a ver como algo más que un amigo?

—Pues él—dijo con obviedad—. Además él no tiene 10.

—Ya lo se, pero no me importa. Nico es solo un buen amigo.

Max no agregó nada más.

Ambos se quedaron en silencio mientras disfrutaban de sus bebidas refrescantes de naranja.

—Bueno, ¿seguimos jugando?

Max asintió, sin embargo ambos terminaron estirando sus manos para tomar el mismo control.

—Max, ese es mi control.

—No es cierto. Yo lo puse ahí, es mío.

—Max, suelta mi control.

—No. Tú suelta mi control.

—Max.

—Checo.

—Suéltalo.

—Suéltalo tú.

—Dámelo.

—No. Es mío. Dámelo.

—No te lo voy a dar. Es mío.

—¡Es mío!

—¡No!

Y los gritos y forcejeos empezaron. Se levantaron de la cama mientras ambos aferraban sus pequeñas manos a cada parte del control.

—¡Dámelo!

—¡Qué no! ¡Ya suéltalo!

Checo no tuvo equilibro y Max dio un tirón con demasiado fuerza, lo que los llevó al piso.

Incluso en el piso, ambos comenzaron a rodar mientras se golpeaban con sus rodillas, pero no soltaban sus manos.

Y de pronto Max estuvo encima de Checo, sus brazos se elevaron y bocas se tocaron.

Abrieron los ojos con sorpresa y olvidando el control en el piso, se separaron y se levantaron de un salto.

Sus rostros se tornaron rojos desde el cuello hasta las orejas y sus manos se dirigieron a sus bocas mientras se veían con vergüenza.

Cuando sus ojos se encontraron se voltearon con rapidez, dándose sus espaldas.

La habitación se quedó en silencio, mientras Max y Checo intentaban ordenar sus pensamientos.

¡Acaban de besarse! ¡Acababa de besar a su mejor amigo!

También pensaron que no era la primera vez que lo hacían, pero habían pasado 2 años de eso y era algo que vivía muy en el fondo de su cabeza para niños de 10 años.

Hasta un tiempo después fue cuando finalmente decidieron darse la vuelta y enfrentarse, aún con las mejillas sonrojadas.

—No pasa nada, ¿verdad?—Max preguntó con rapidez y alteración— Ya lo hemos hecho antes, no cambia nada.

Checo asintió repetidamente.

—Sí, creo que sí. Solo hay que seguir jugando.

Max asintió y Checo recogió el control que quedó en el piso, mientras que Max miraba hacia la cama y encontraba el otro control.

—Ahí está el otro. Este era el tuyo.

—Ya quédate con ese. Al final no cambia nada.

Max suspiró y se sentó para reanudar el juego.

Ninguno volvió a hablar del tema, y solo sus piernas se rozaron en el tiempo que estuvieron ahí.

Fue algo sutil y sin intención.

Fue el segundo beso que ambos se dieron.

Sin imaginar que no se quedaría en un simple toque accidental.







NOTAS:
Holaaa, aquí tienen el segundo cap de la historia.

Espero que pueda retratar bien la maduración de los personajes conforme vaya avanzando la historia porque al menos del primer beso al segundo pasaron de "¿me besas? 🥺" a "ugh me besaste 😨"

Y me encanta el shipp de Checo con Nico Rosberg, los amo mucho, si tienen fanfics recomienden porfa.

Y ya creo que son todas las cosas que tengo que decir jadjsj gracias por su atención.

No se olviden de votar y comentar.

Nos leemos pronto.

-Syl.

111 Besos - Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora