6. Feliz cumpleaños

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El beso número 28 había sido especial.

Era el cumpleaños número 15 de Checo y toda su familia había asistido a una gran fiesta celebrada en la gran casa de Checo.

Al principio la idea sonaba emocionante.

Sin embargo, Checo ya estaba cansado de caminar de un lado para el otro, saludando hasta una tía que no se acordaba que existía y a otro señor que jura recordaba lo chiquito que antes estaba y que le insistía que se acordará cuando él lo cargaba de bebé.

«¿Es en serio?» Pensaba Checo. «Si no me acuerdo de lo que comí ayer, menos me voy a acordar de quien rayos es usted»

Los pies le dolían de tanto caminar y bailar hasta con el tío borracho o con el primo que lo pisaba con cada paso que daba.

Ni siquiera había tenido tiempo de saludar a sus amigos adecuadamente y ellos eran la primera razón del porqué accedió a hacer una fiesta.

Solo los veía desde lejos y cuando lo hacía normalmente era un tipo de mueca burlona.

Cuando ya habían pasado algunas horas y todos se encontraban en sus propios asuntos, Checo se permitió descansar sobre una pared, oculto de la vista en general.

Cerró sus ojos en señal de cansancio y suspiró.

La calma llegó a sus pulmones y el ruido externo se cayó.

Estaba disfrutando de su soledad cuando sintió a alguien ponerse a su lado.

Sabía quien era. Ni siquiera necesitaba abrir los ojos para confirmarlo.

—Aún no te he dado tu regalo—Max murmuró.

Checo dejó escapar una risa y lo miró con atención.

—¿Qué es?

Pero cuando Max estuvo a punto de hacer un movimiento, Checo lo paró.

—Ay no. Espera.

La vista de Checo estaba clavada en su mamá, quien al parecer lo buscaba para que saludara a alguien más.

—Ven—Checo lo tomó de la mano y subieron la escaleras que daba hasta las habitaciones, donde Checo lo introdujo y cerró la puerta tras ellos—. Listo. Ahora sí, ¿cuál es mi regalo?

—Cierra los ojos.

—No me vas a espantar, ¿verdad?—dijo con una sonrisa.

—Claro que no. Solo cierra los ojos.

Checo lo hizo.

De pronto sintió las manos de Max en su cintura y como lo apegó a su cuerpo.

Y después se besaron.

Esta vez Max lo estaba tocando.

Checo se sintió más atrevido y rodeó sus brazos sobre su cuello.

Era la primera vez que se tocaban mientras se besaban.

Era la primera vez que realmente estaban cerca.

Esta vez se separaron hasta que necesitaron respirar de manera más adecuada.

Y cuando sus ojos se encontraron, ambos se sonrieron tímidamente.

—Bueno, no niego que me gustó el regalo, pero sinceramente esperaba más—Checo se encargó de bromear.

Por fortuna, Max conocía a Checo y no se lo tomó a mal. Max dejó escapar una gran risa.

—Después te daré un mejor regalo, lo prometo—dijo con una sonrisa—. Es solo que quise improvisar un poco.

—Y fue distinto, entonces todo bien, me gustó—sonrió—. Pero hay que regresar, seguramente mi mamá me está buscando.

Max asintió—. Tienes razón.

Aún seguían en los brazos del otro, y antes de que Max se separara por completo, Checo le puso una de sus manos en su mejilla y atrajo su rostro, volviendo a besarse una vez más.

—Ahora sí ya vamos.

Y Checo se separó en camino a la puerta, pero no contaba que Max lo tomaría de la muñeca y en una vuelta lo jalara hacia él, donde sus labios se encontraron una vez más.

—Feliz cumpleaños, pecas—susurró y se separó, abriendo la puerta de la habitación y saliendo por ella.

Checo se quedó un rato más en su cuarto, ordenando sus pensamientos y el sonrojo que pintaba su rostro.

Dejó escapar un grito ahogado y regresó a la fiesta con una sonrisa de oreja a oreja.

Los besos números 28, 29 y 30 habían sido emocionantes.

Y los que vinieron después ahora iban acompañados de caricias en alguna parte de su cuerpo.







NOTAS:
Yo tmb quiero lo que ellos tienen, yo también merezco mi amor 🙏🙏🙏

Esos dos ya no se pueden separar del otro.

Los amo mucho a mis padres.

Recuerden que la historia se actualiza cada día de agosto.

Nos leemos pronto.

-Syl.

111 Besos - Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora