20. 111 Besos

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Mientras Checo se encontraba sentado en los asientos de abordaje, esperando a que anunciaran su vuelo, no pudo evitar sentirse nervioso.

Todo había sucedido tan rápido.

Cuando Charles le dio la noticia de que encontró un trabajo en Canadá y que quería irse con el no tuvo tiempo ni siquiera de analizar la situación.

Le dijo que sí, según él amaba a Charles y amaría ir con él a recorrer lugares.

Pero sin poder evitarlo su mente viajó a Max.

Se dio cuenta de que Max lo amaba, y probablemente Checo también lo hacía.

¿Pero y si no funcionaban las cosas con Max? Estaba seguro de que se arrepentiría toda la vida.

Y ahora también lo estaba dejando.

Y mientras el frío recorría su cuerpo supo que también se arrepentiría de lo que estaba haciendo ahora.

La mano de Charles estaba atrapada entre sus fríos dedos.

Lo comparó.

La mano de Max siempre lograba calmarlo y transmitirle ese calor que siempre había abrazado a su frialdad.

Amaba a Charles y hasta ese punto estaba seguro de su decisión, ¿pero por qué la mano de Charles se sentía tan fría en esos momentos? ¿Por qué no podía encontrar la calma? ¿Por qué aún se sentía demasiado nervioso?

Miró a su alrededor.

Todos estaban en sus propios asuntos, pero todos sabían porque estaban ahí, ninguno estaba demasiado preocupado porque no tenían dudas sobre su viaje.

Y Checo quería su vida en Mónaco, quería poder ver a sus padres, trabajar con ellos, ver a sus hermanos más seguido, salir con sus amigos y Max...

En mitad del ruido, su mente se encontraba silenciosa con sola una declaración en sus pensamientos.

Checo quería a Max.

Se levantó demasiado lento de su silla.

—¿Vas al baño?—Charles preguntó dándole un apretón de manos.

Checo tragó saliva y se soltó de su agarre.

—No puedo hacer esto, Charles—susurró.

—¿Qué?

—No puedo viajar contigo. No puedo alejarme de aquí, este es mi hogar y aquí tengo todo y a todas las personas que me aman y que yo amo y-

—Checo, cariño, ¿qué estás diciendo?—Charles también se levantó, dejando el libro que antes leía donde estaba sentado— Yo también te amo y me encargaré de darte todo, te lo dije, si te hace falta algo allá solo dime y me encargaré de que lo tengas todo. Será nuestro hogar.

—Charles, por más que lo intentes no puedes darme a mi familia o a mis amigos. No puedes darme a Max.

Y Charles lo entendió.

Le dio una mirada extraña.

—¿Es por Max?

Checo tragó saliva.

—Una parte, sí—admitió—. Lo siento mucho, Charles, pero esto es demasiado.

Checo comenzó a tomar su mochila y se alejó por su lado hasta que una mano se posó en su muñeca y detuvo su paso.

—Nunca fui yo, ¿cierto?

Checo solo lo miró con dolor. Amo a Charles, de verdad que lo hizo, pero Max era Max y no necesitaba ninguna otra explicación.

111 Besos - Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora