25

21 1 0
                                    

-Isamu, ¿podrías ayudarme a llevar estas cajas hasta el club? Luego podríamos ir a caminar por algún lugar, quiero despejarme unos minutos, y ¿qué mejor opción que pasarla contigo? -La pelirroja levantó las cejas esperando a que el policía responda-. Vamos, acompáñame. -Agarró tres cajas y las llevó al cuarto en donde se encontraba el espacio de charlas, juegos y entrenamientos de los chicos.

-No tengo problema, justo hoy me dieron día libre. -Agarró dos cajas y acompañó a la fornida chica-. Cuéntame, ¿de qué te quieres despejar?

-Entre estos días tuve una discusión con Kasumi que me sigue martirizando. -dejó los cartones en el suelo del club y el veinteañero hizo lo mismo.

-¿Otra vez? ¿Por qué fue? -salieron del lugar y empezaron su paseo por el pueblo.

-Le dije que me iría en el momento que pueda encontrar el portal a mi mundo. -Rascó su cabeza, nerviosa.

-¿Qué? ¿Por qué? -pateó una pequeña piedra mientras avanzaba por las calles a paso lento junto a la morena.

-¿Tú también vas a detenerme? -agachó la cabeza y frunció el ceño.

-Responde el porqué, yo veré que hago con lo que me dices.

-Porque si les llega a pasar algo yo... No sé qué haría. Gracias a mí está muriendo mucha gente y en cualquier momento puede ser uno de ustedes...

-Ya eres grande, tú decides que hacer. Yo... si sería tú también lo haría, así que no te recriminaré nada. Solo quiero aconsejarte que, si tienes la oportunidad de quedarte, lo hagas y te aferres a este lugar, porque, aunque yo haría lo mismo, tú tienes algo aquí que no conseguirás en otro lugar, y mucho menos en un bosque solitario.

-No importa lo que pase conmigo, estoy harta de que mueran los que quiero.

-Entonces vete cuando puedas, y olvídate de todo lo que viviste. Acuérdate que nunca más podrás experimentar esta felicidad con nada ni nadie si te vas a tu mundo. Llora todo lo que quieras, pero crearás un vacío en ti y en los demás tan grande que dejará de rodillas a más de uno, incluyéndote. Tú tienes la oportunidad de cambiar las cosas, y solo piensas en escapar. Acuérdate de esto en el momento que estés por pasar al otro lado, niña.

-¿Preferirías morir a que me vaya? -preguntó enojada, no entendía el punto de vista del chico. En su cabeza solo rondaba la posibilidad de una muerte cada vez que le pedían que se quedase en el mundo donde estaba.

-La muerte es lo único que no tiene retroceso en este mundo, o eso pensaba. Si vuelves, todo lo que sucedió aquí será en vano, hasta la muerte de los que te acompañaron, trajiste felicidad para luego llevártela, ¿no te parece egoísta? Es demasiado duro elegir, si yo fallezco, mi hermana y los que amo saldrán lastimados. Pero yo no elijo cuando morir, tu elijes si irte o no, esa es la diferencia entre dos vacíos que podemos dejar en las personas.

-Ese vacío se irá...-susurró, esperando que el flacucho pelinegro no escuchase.

-¿Segura? Lo veremos cuando desaparezcas tú de nuestras vidas. O quizás yo, quien sabe, veremos qué tan grande es el vacío. Tú decides, ya te lo dije. -Bajó la mirada al suelo mientras mostraba una pequeña sonrisa y siguió con su camino.

-Deja de meterte en el ejemplo, me da miedo perderte y tú con tus estúpidas bromas.

-¿Te da miedo algo que todavía no pasó? No me imagino cuando desaparezca de verdad. -Rio a carcajadas. Ishi no volvió a mencionar palabra.

Conversaron por al menos media hora sobre cosas sin importancia hasta que llegó la hora de despedirse. No obstante, algo los detuvo.

La tierra empezó a temblar con violencia, el mundo se sentía extraño, casi como un sueño, o como otra dimensión.

OTRO MUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora