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Ishi, adolorida y cansada agarró el cuerpo inerte de Isamu y lo llevó hacia el bosque, en donde podría descansar en paz. Apoyó a lo que quedaba de su amigo en un árbol y comenzó desesperadamente a cavar con sus manos mientras sus lágrimas caían por sus mejillas, mojando su rostro de la misma manera que la lluvia.

Una hora más tarde había terminado de enterrar al policía. Se sentó apoyándose en un gran árbol que se encontraba frente a la tumba de su amigo. Miró aquel montículo de tierra, en donde se encontraban varias piedras y hojas secas por tiempo indefinido, mientras se lamentaba la pérdida de su amigo. Sus lágrimas siguieron cayendo, sin embargo, sus ojos verdes nunca dejaron de mirar la tumba.

Llegó el momento de volver y contar lo sucedido. Caminó luego de varias horas observando el desastre que había ocurrido frente a sus ojos para dirigirse hacia el club.

Abrió la puerta, empapada por la lluvia y se encontró con los demás, pero no le ocasionaba ni un mínimo de emoción, en realidad todo lo contrario. Verlos le generaba tristeza, tanta que quisiera derrumbarse allí mismo frente a ellos, pero ni eso era capaz de hacer por su cuenta.

Arata, feliz por verla se acercó velozmente a abrazarla, con tanta fuerza que sus huesos dolieron. La pelirroja se quejó levemente.

—¡No sabes! Parece que los tres estábamos en una ilusión o algo así, pero increíblemente de la nada todo desapareció y...—El joven fue detenido por Michiko, que bruscamente lo empujó a un lado, y miró a los ojos verdes de la contraria.

—¿Dónde está mi hermano?

—Está muerto...—susurró, con un tono casi inaudible, tembloroso, casi sin creérselo.

—¿Qué?

—Que está muerto, mierda—dijo fríamente.

—¿Cómo que...? —La chica de pelo largo y celeste frente a la pelirroja, se quedó paralizada por unos segundos, hasta que reaccionó pegándole una cachetada a la adolescente frente a ella—. ¿¡Murió!? ¿Solo eso me dirás? ¡Deberías haberlo protegido! —Agarró el cuello de la camisa de su contraria con violencia y la miró con resentimiento, no obstante, Ishi solamente se dedicaba a observarla con sus ojos verdes intensamente—. ¿No dirás nada? ¿Con eso tengo que quedarme de él? ¿Que el ser más fuerte de este mundo no pudo salvar a mi hermano?

Golpeó con su puño el rostro de la morena ya rasgado, luego con el otro, hasta dejarla en el suelo. Ishi dejaba que cada ataque impactara en ella todas las veces que fuesen necesarias. Michiko se acercó para golpearla en el suelo, mientras la ira nublaba cualquier rasgo de raciocinio, sin embargo, un anaranjado escudo gigante dividió a las dos adolescentes.

—¡Para, seguro que lo intentó todo para que él siga vivo! —Kasumi tomó su brazo para que vuelva a sí, pero la más baja se quitó con fuerza.

—Debió intentar más—por su rostro caían cada vez más lágrimas que no pudo ocultar. Luego de decir eso, salió del club cerrando la puerta bruscamente.

—Yo... iré a buscar a Michiko. No sé qué decir, pero quiero entender lo que pasó para que Isamu ya no esté con nosotros...—De cierta forma el fornido chico se encontraba extraviado en sus pensamientos. Como si no supiera que pensar de su amiga luego de esto. No parecía querer pasar más tiempo allí.

Kasumi lo miró, sintió la decepción que tenía por Ishi, sin embargo, no entendía como podían dudar de ella, luego de haberlos salvado en tantas ocasiones.

Cuando Arata se fue. Pudo ver el estado en el que se encontraba la pelirroja: vacío.

—Volvamos a casa. —La ayudó a levantarse y luego agarró de su cintura para que la acompañase, la más alta solo se dejó llevar.

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⏰ Última actualización: Aug 11 ⏰

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