Capítulo 4

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La carretera estaba únicamente alumbrada por las luces de la ciudad que ya dejaban lejos. Por las ventanillas bajadas ya entraba la brisa marina y se escuchaban las olas del mar. Secondhand serenade sonaba en la radio.

Jackson iba a cambiar de emisora cuando Mark le dio un pequeño golpe en la mano, Jackson sabía que en lo que respectaba a la música a Mark no había que discutirle. Jackson aparcó en la entrada de la playa, apagó el motor y se apoyó con los brazos cruzados sobre el volante.

—Me encanta el mar. —dijo mientras respiraba profundamente el aire con toques de sal.

Mark sonrió y acercó sus labios a la oreja de Jackson.

—A mí me encantas tu. —le susurró al oído.

Jackson levantó una ceja y se le enganchó la sonrisa. Sintió como las manos de Mark le agarraban de la camisa y le empujaba hacia él. Los labios de Jackson se dirigían a los de Mark, estaba a un centímetro de ellos cuando Mark se apartó repentinamente.

El rubio miró a Mark dubitativo, y éste lo miraba con una boba sonrisa en la cara. Odiaba que le hiciera eso. Volvió a acercar su cara a la suya, y a punto de besarse apartó la cara. Los jueguitos tontos de Mark le irritaban, pero le excitaban al mismo tiempo y Mark lo sabía. Pero Jackson no estaba para juegos, agarró fuertemente del cuello de la camisa del castaño, y con la otra mano su nuca, y le besó apasionadamente. Mark le agarró de la cintura y tiró de Jackson hacia él.

—Espera, espera. —dijo Jackson de pronto.

—¿Qué pasa? —preguntó Mark sin dejar de besar a Jackson.

Jackson le apartó ligeramente para que parara.

—Que me estoy clavando la puta palanca de cambios. —se quejó Jackson.

—¿Y te gusta? —preguntó Mark riendo.

Jackson le golpeó.

—¿Eres tonto? —le espetó de malas maneras y acto seguido empujó a Mark al asiento trasero.

Se tumbó sobre Mark y le comenzó a besar por todo el cuerpo. Primero los labios, pasó a las orejas, el cuello y los brazos. Jackson entrelazó sus manos con las de Mark, agarró su dedo índice y se lo acercó a la boca. La respiración de Mark aumentó el ritmo cuando lo sintió en los labios de Jackson. Se detuvo en el cuello de su camisa, le desabrochó los botones y la deslizó por su cuerpo para quitársela.

Estaba casi a oscuras, pero Mark ya conocía a la perfección el cuerpo de Jackson. Deslizó sus dedos por toda su piel hasta llegar a la cremallera de su pantalón. Ya sentía su excitación cuando introdujo la mano bajo la ropa. Escuchaba al rubio suspirar. De repente Jackson tumbó a Mark y se colocó sobre él, le agarró ambas muñecas y las colocó sobre su cabeza dejándole inmóvil. Bajó los pantalones y la ropa interior de Mark y le acarició.

Jackson apoyó su cuerpo sobre el castaño y sentía el cálido aliento de éste en su oreja.

—No dejes que esta sea la última vez. —le susurró Mark repentinamente.

Jackson se detuvo y lo miró a los ojos. Al principio no sabía a qué se refería, pero al mirarle a los ojos lo supo, su mirada lo decía todo.

—No lo haré. —dijo y lo besó delicadamente.

Mark sonrió y se colocó bajo Jackson.

Cuando se vistió cogió uno de sus cigarros y salió fuera. Se apoyó en el capó del coche y se lo encendió, tomó una larga calada y soltó el humo lentamente. Aquel rincón estaba tan solitario que era perfecto para buscar la intimidad que tanto necesitaban. Solían ir allí cada noche, ponían la radio y pasaban las noches hablando y acariciándose.

Sólo dos cosas - 爱 // MarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora