Capítulo 8

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Entró en la habitación sin llamar a la puerta. Estaba hecha un desastre, la ropa de la noche anterior estaba esparcida por todo el suelo. Jackson tuvo que patear varias prendas para hacerse paso. La cama de Chris estaba vacía. Dirigió la vista hacia la otra cama. Únicamente vestido con sus boxers, estaba Mark aun durmiendo profundamente. Su boca estaba abierta y dejaba caer un brazo por el borde la cama. Jackson entornó los ojos, su indiferencia le ponía de los nervios.

Se acercó a él sin pretender ser silencioso, pero Mark seguía en su plácido sueño. Pensó el zarandearlo o gritarle para despertarlo, pero vio algo más interesante en la mesilla. Cogió el vaso de agua, lo colocó sobre Mark y dejó caer el agua fría. La reacción fue casi instantánea, Mark se levantó sobresaltado y apartándose del agua instintivamente.

—Ah, ah. —gritaba al entrar en contacto con el líquido.

—Buenos días. ¿Has dormido bien? —dijo Jackson con una sonrisa calmada.

Mark levantó la vista y vio a Jackson.

—Pero, ¿Qué mierda haces? —gruñó Mark cogiendo una camiseta del suelo para secarse.

—Dejar mi faceta de cabrón un rato y venir a despertarte. —contestó sin dejar de sonreír.

Mark enarcó una ceja.

—¿Y esa es tu manera de dejar de ser un cabrón? —Mark le lanzó la camiseta húmeda a Jackson en la cara y se volvió a meter en la cama. —¡Déjame en paz!

Jackson resopló y tiró fuertemente de la sábana de Mark.

—Muy bien, quédate ahí. Para mí será toda una alegría que te largues de aquí. —dejó caer Jackson, acercándose a la puerta para marcharse.

Mark abrió los ojos de par en par.

—¿Cómo que largarme? —preguntó alarmado.

—Si no te sellan los papeles de admisión, te quedas fuera idiota.

Mark se levantó de inmediato. Agarró algo de ropa del suelo y se empezó a vestir.

—La secretaría la cierran en unos minutos... —musitó Jackson con una malvada sonrisa.

Mark salió disparado por la puerta empujando bruscamente a Jackson.

—¡De nada! —le gritó Jackson.

Bajó las escaleras todo lo rápido que pudo. Casi tropieza en el último escalón. No llevaba allí ni un día y ya había comenzado con el pie izquierdo. Necesitaba saber sus clases y horarios para su primer día, pero sobre todo confirmar sus papeles de admisión, desde luego era un desastre. No sabía dónde estaba la secretaría, tuvo que detenerse a preguntar varias veces. Lo miraban como si estuviera loco.

Todos tenían preparadas sus clases para el primer día y él ni siquiera era capaz de llegar a una presentación que era por la tarde.

La secretaría estaba vacía. Una mujer al otro lado del mostrador recogía unos últimos papeles, dispuesta a marcharse ya del lugar. Mark corrió hacia el mostrador, no podía dejar que aquella mujer se fuera. Corría por aquel pasillo hasta la mujer cuando chocó con alguien. Una mujer, algo fondona. Llevaba un moño que le recogía la mayoría de su pelo rubio. Abría la boca mirando el café que Mark le había derramado en su blusa.

—Oh, lo siento señora. —se disculpó con la intención de volver a echar a correr.

La mujer le agarró del brazo.

—Esta blusa era nueva, jovencito. —le miraba desde detrás de sus pequeñas gafas con furia e indignación.

Mark le sonrió con un gesto de disculpa e intentó irse, pero la mujer aún le sujetaba.

Sólo dos cosas - 爱 // MarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora