Cuatro años han pasado desde que Christopher ha decidido olvidarse de su Ángel y al final de cuenta se dio cuenta que podía vivir sin su mundo, ahora solo está enfocado en engrandecer su carrera, pero Chloe no se ha quedado atrás, ella está a punto...
— No, no te atrevas a dejarme Chloe, eres mi mundo, mi maldito mundo
— Te amo
Mi mente es confusa, al igual que mis recuerdos, mis ojos están cerrados pero no puedo abrirlos, tampoco puedo mover mi cuerpo, esas últimas palabras que le dije a Chris se repiten en mi mente una y otra vez.
Lo único que puedo hacer es escuchar, así que supongo que estoy en un hospital, pues escucho a los doctores que vienen, me toman los signos vitales y me adminitran medicamentos, no siempre tengo esta lucidez.
— Quisiera que estuvieras aquí — es Tess, reconozco su voz — Te extraño demasiado, tienes que despertar amiga — su voz se quiebra — Te juro que estoy haciendo de todo para que esa perra se pudra en la cárcel
— Teresa — es mi padre — No digas eso, ella no necesita escuchar eso — en realidad sí, también quiero que ella pague lo que me hizo.
— Lo siento pa, como sea tienes que despertar pronto, te necesito y todos los que te queremos también
— Hija, no se si me escuchas pero se que eres muy fuerte, tu crees que no te conozco pero no es asi, creeme que desde lejos me he preocupado por ti, pero sé que eso no es suficiente, por eso necesito que despiertes mi amor, necesito compartir contigo — su voz se quiebra.
Quisiera despertar y decirles muchas cosas pero mi mente se vuelve a nublar ¡Despiertaaaaa!
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Me levanto de la cama, no se si eso fue un recuerdo o un sueño pero me da escalofríos, me hace recordar los tiempo que estuve en coma.
No puedo dormir por lo que decido levantarme y tomar una ducha, espero que levantarme temprano tenga algún beneficio, así que decido irme mas temprano al hospital.
— Mitchell, madrugaste — me dice la doctora Fernanda
— Sí Doctora
— Okey, por esa iniciativa te voy a dejar escoger el servicio que quieras — me dice y yo la mira incrédula
— Pero... crei que tenia que estar con el Doctor Hale esta semana
— El me dijo que hiciste un gran trabajo en el cirugía valvular por lo que decidió que no estarias cartigada — me explica
— Entiendo, me gustaría ayudar a la Doctora Green en pediatría — le digo.
— Perfecto, ve al área de pediatría — me dice.
— Si, Doctora, gracias — le digo y me alejo.
El servicio de pediatría está especialmente concurrido esta mañana. Llevo mi bata blanca y un estetoscopio alrededor del cuello mientras reviso las historias clínicas en la tableta. Me llaman para ver a una nueva paciente, así que me dirijo a la habitación indicada. Abro la puerta y veo a una niña de unos 13 años sentada en la camilla, acompañada de una bebé y una señora de unos 40 años. Las tres parecen estar esperando con cierta inquietud.
